JOSÉ I. GORDITO
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Extinción

5/15/2020

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FOTO: Imagen extraída de FOOC West Lothian


Los rincones más oscuros de mi ordenador están poblados por textos irreverentes que tal vez nunca vean la luz. Confesiones de un escritor en serie que intenta contestar preguntas sin respuesta. Interrogantes que formulan otras cuestiones. Reflexiones que interesan a muy pocos. Pensamientos que no conducen a ninguna parte excepto al calentamiento global… ¡de las cabezas!

Comencé con ese tipo de ensayos a finales de los ochenta, antes de conocer los artículos de Mark Francis Twight en Montagnes Magazine y de leer en profundidad a clásicos como Descartes, Lao-Tse o Nietsche. Mucho antes de tener claro que en el futuro todo se almacenaría en discos duros frente a papeles impresos con herramientas en forma de máquinas de escribir o de bolígrafos.

Gran parte de los textos de aquellos años se perdió en mudanzas, murió junto al corazón de ordenadores averiados o se destruyó sin culminar su creación. ¿Qué importa? Solo se trataba de relatos políticamente incorrectos de cuyo contenido algunos lectores hubieran entendido justo lo contrario de lo que pretendía decirse.

Recuerdo que en la década 2000-2010 escribí un ensayo repleto de ira. Un texto que, a pesar de su carga emocional, era correcto en términos gramaticales, estaba bien estructurado y resultaba fácil de leer. Sin embargo, justo al acabar, lo destruí. Me pareció extremadamente inquietante incluso para mí, su autor.

En ocasiones pienso que, de haber sido otra persona, los mismos que pudieron criticarlo por su contundencia y falta de filtros me habrían paseado a hombros por las calles, orgullosos de conocerme. Alabando mi desgarradora sinceridad y el hecho de que por fin existiera alguien que se enfrentaba a la mediocridad de cuatro egocéntricos y a las sandeces de cientos de alpinistas de salón. Vamos, lo que le ocurrió a Twight en un mundo donde fue odiado por quienes lo tachaban de egoísta y suicida inadaptado, pero admirado por los que valoraban la audacia de poner negro sobre blanco lo que nadie se había atrevido a decir.

El resultado de negar hacerlo público conduce a una evidencia: nunca sabremos la aceptación que hubiera tenido. Es igualmente seguro que el hecho de tirarlo a la basura me tranquilizó. Como tranquilo me deja escribir de vez en cuando todo lo que se me ocurre, especialmente textos que considero de utilidad para otros.

Entre los primeros y el que está frente a tus ojos he confeccionado pocos de corte literario, pero sí abundantes tratados técnicos. También algún que otro guion para documentales, aunque poco más. Mi manera de plasmar la información ha sido eminentemente descriptiva, encaminada a la exposición de un gran número de detalles y a lograr la comprensión del lector, siguiendo siempre la máxima de incorporar un ingrediente básico: el rigor.

El puñetero lenguaje científico me ha ido apartado de la literatura, arte que venero y que nunca he dejado de cultivar como espectador, devorando libros y más libros.

Con la lectura he descubierto otros mundos, otras culturas, otras formas de pensar. En ocasiones de modo tan fiel como a través de los viajes realizados durante años. He accedido a información que habitualmente no se muestra en los medios de comunicación de masas. Y con esos datos he podido lanzar a mi mente infinidad de preguntas que me han “removido” por dentro, que me han hecho valorar los pequeños detalles.
 

EL REACTOR 4
La situación que vivimos con el SARS-CoV-2 (COVID-19) es, sin duda, asombrosa. No se trata de la primera tragedia de la humanidad, pero proporciona una buena cantidad de combustible para quemar en los altos hornos de los cerebros reflexionando sobre la supervivencia individual y colectiva del hombre.

Nos recuerda la presencia de la muerte, esa tiparraca a la que muchos de los que aún respiramos hemos visto sonreír. En mi caso, la muy zorra me ha mirado a los ojos en diversas ocasiones y no me ha quedado otro remedio que decirle: ¡que te jodan!

Se lo he dicho varias veces. Cuando aquel imbécil se metió en mi carril y solo pasó rozándome la pierna gracias a la providencia y a unos reflejos que sugirieron tirar la moto hacia otro lado; cuando nos bombardeó aquella avalancha de piedras en el Cervino; cuando se desmontó esa vela un minuto después de despegar…

Lo admito: aventurar que me hubiese llevado “de excursión” es especulativo. Pero es precisamente esa especulación la que me hace abrazar las cosas con más fuerza. Dar importancia a ciertos detalles descartando otros que, no me cabe duda, son el centro del universo de millares de humanos.

Sentirse afortunado no implica conformarse. Tengo unas ganas locas de vivir, ¡qué cojones! Pero no puedo perder de vista que debo agradecer seguir haciéndolo a pesar de las veces que tanto yo como otros gilipollas hemos jugado a la ruleta rusa. Bien con nuestra propia integridad, bien con la de los demás.

Ha pasado desapercibido para millones de personas, pero creo que las explosiones en el reactor 4 de la planta de energía atómica de Prípiat (la popular Chernóbil) pudieron cambiar definitivamente el devenir de la humanidad.

Tal vez digas, con razón, que pudieron influir del mismo modo que podía haberlo hecho otro desenlace de la peste, de la gripe española o de las guerras mundiales. Guerras, siempre guerras. Hasta en el episodio a que me refiero el objetivo fundamental del reactor RBMK no era la generación de electricidad, sino la obtención de plutonio para fabricar armas nucleares.

En efecto, hubo un accidente similar siete años antes. Un desastre que también pudo acarrear consecuencias fatales para los seres vivos de toda la Tierra, como los tuvo para los de su entorno según Greenpeace aunque la industria nuclear apunte un impacto nulo. Me refiero a la fusión parcial del núcleo del reactor 2 de Three Mile Island. No meterlo en la ecuación, como no tener en cuenta el de Fukushima I, el proyecto Manhattan… podría hacer dudar de mi imparcialidad al hablar de sucesos que pudieron cambiar nuestra historia para siempre.

Es lícito, y por ello quiero que no te fijes tanto en el ejemplo -aunque a mí me haya marcado profundamente- como en el hecho de que determinados sucesos han podido afectar hasta el punto de extinguir toda forma de vida en el planeta. Generalmente esos que nos han pasado desapercibidos por acontecer en otra parte del globo.

Lo de: “ha ocurrido a cientos de kilómetros, aquí no va a llegar” pasa a convertirse en una conclusión de poco peso como demuestra nuestro odiado enemigo COVID-19.

Centrándonos en Chernóbil, por ejemplo, la razón empuja a pensar que, del mismo modo que un cúmulo de circunstancias provocaron la explosión, una incorrecta gestión de la crisis podía haber conducido a que las emisiones de radioisótopos se descontrolasen. Es tan acertado pensar que los efectos podrían haber sido despreciables como aventurar que pudieron ser devastadores. De nada a dejarnos fritos, pasando por ser condecorados con un magnífico cáncer.   

La idea de la “fritada de la humanidad” puede ser exagerada, pero del mismo modo que los libros de ciencia aportan datos que me hacen descartar teorías inverosímiles, los de aventuras me invitan a soñar. Los de ficción a imaginar. Y si imagino pienso que, de haber acabado todo a finales del mes de abril de 1986, hoy no estaría tocando el solo de guitarra de I´ll be over you de Toto (agosto de 1986), metiendo mal los dedos en la parte rápida de The Loner y sintiendo el riff de Wild Frontier de Gary Moore (marzo de 1987), o cantando Is this Love de Whitesnake (abril de 1987) porque ni esos temas habrían existido, ni yo mismo andaría por aquí.
 

IMPORTANCIA A LO IMPORTANTE
Antes decía que determinados estímulos me han hecho valorar los pequeños detalles. Conceder importancia al calor de un abrazo, la humedad de un beso, el canto de un ave, la brisa en la cara, el tacto de la roca, el aroma del piorno en primavera o la contemplación de un bello paisaje al atardecer. Las emociones me han atrapado y, a su vez, los números han pasado a no me decirme nada.

Algunas veces pienso que hay cosas que se extinguen porque tienen poca aceptación. Los libros se extinguen porque pocos los leen. Las emociones se extinguen porque solo unos “raros” las valoran. Y me digo ¿qué más da, entonces, que una explosión atómica nos arrase? ¿Qué importa que un virus nos fulmine? Pero, por supuesto, esa es una apreciación muy personal con la que no todo el mundo tiene que estar de acuerdo.
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Creo con firmeza es que cada nuevo día es un puto regalo. Lo pienso cada minuto. Todas las mañanas digo: ¡sal a comerte la belleza del jodido mundo sin pensar qué opinarán los demás de las cosas que hagas! De esas tonterías sin importancia que para ti serán de interés, pero al resto le traen sin cuidado. No busques que otros den valor a tus marcas personales y nunca olvides que, despertar cada amanecer es un privilegio. Especialmente después de que irresponsables como Anatoli Diátlov y tantos otros que se han dedicado al juego de mostrar quién la tenía más grande, hayan echado al bombo la bola con tu número. El de tu vida.
 
José I. Gordito
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El poder de la mente

4/27/2020

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La mente: un bosque oscuro donde se esconden inconfesables secretos y también... ¡mucha vida! FOTO: J.I.G.

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​El aspecto mental es uno de los pilares fundamentales de la práctica deportiva. La razón por la que unas personas sobresalen sobre otras a pesar de poseer capacidades físicas y mecánicas similares o inferiores.

En este artículo (pincha el link de la parte inferior) publicado en la prestigiosa revista Desnivel se abarcan dos prácticas muy interesantes que pueden servir como herramientas para superar situaciones críticas tanto practicando un deporte como en la vida diaria.

Espero resulte de interés.


https://www.desnivel.com/escalada-roca/entrenamiento/profundiza-en-el-poder-de-la-mente/ 
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Héroes y villanos

3/30/2020

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FOTO: J.I.G.

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No dejan de asombrarme los diferentes baremos que tenemos y empleamos los seres humanos. Lo que a unos puede parecer negligente a otros sugiere un acto épico digno de un superhéroe.
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Recientemente he visto diferentes reacciones ante “machitos alfa” (me atrevería a decir que líderes únicamente en las redes sociales, su pequeña tribu o solo los fines de semana, en absoluto el resto de sus días) que violaban espacios aéreos y parques nacionales con su parapente; sobrevolaban núcleos urbanos a distancia nada prudencial -y legalmente prohibida-; despegaban sin visibilidad atravesando densas nubes; aterrizaban innecesariamente en vías públicas con riesgo de producir accidentes de terceros, alardeaban de volar con un declarado “estado de alarma” en días que se recomendaba (al día siguiente ya se limitó, y también hubo algunos retrasados mentales insolidarios que salieron a hacer actividad en plena prohibición) no salir a las calles para intentar detener una terrible pandemia -con los consiguientes efectos negativos en caso de accidente tanto para ellos, cuyos seguros probablemente se lavarían las manos alegando comportamiento negligente, como para afectados imposibles de atender a causa de una saturada red sanitaria-… También las he visto ante escaladores que progresaban por zonas protegidas en época de nidificación, adelantaban a otros arrojando enormes trozos de hielo sobre sus cuerpos o eran sorprendidos por las fuerzas de seguridad (en ese estado de alarma al que me refería con anterioridad) de caminata por el campo, encaramados a un bloque o evolucionando con sus cuerdas por la roca de algunas escuelas... O ante “profesionales” que peinaban con sus trikes generosamente motorizados las cabezas de civiles que campaban por aterrizajes de otras disciplinas, por aparcamientos... Al igual que ante "técnicos" (?) que obligaban a progresar a sus alumnos en fila, unos sobre otros y siempre sin cuerda o en ocasiones sin casco, sobre peligrosas pendientes nevadas o heladas…

Para gran parte de “su público” se trataba de héroes que hacían algo reservado solo a unos pocos elegidos. Este grupo de proveedores de halagos y “me gusta” contrastaba con una minoría que veía unos locos que se la jugaban y ponían en peligro su vida y la de los demás con unos comportamientos a todas luces imprudentes; además de con un pequeño grupúsculo que valorando el acto en su vertiente exclusivamente deportiva, consideraba que no era el momento adecuado para semejante alarde.


PERO… ¿CÓMO ACTUAR?
No digo que haya que ser más papista que el Papa, negar el talento, los actos deportivamente admirables y responder sin criterio o arrastrados por los celos y la envidia de que otros hacen mientras nosotros estamos viendo la tele enfrente del sofá. ¡Eso es mezquino!

Pero también es cierto que hay un baremo más o menos universal, y es el del respeto a los demás y a las normas que nos hemos impuesto, y no por antojo o casualidad. Los comportamientos que he listado en párrafos anteriores están mal en cualquier caso, y por tanto deberían ser reprochables. Principalmente por dos razones: una porque algunos son “ilegales” y otra porque en varias de ellas no se atiende la máxima de no poner en peligro a otros, que además también está tipificada como delito. Y cuando no se perjudica la vida de las personas, sí se mancha la reputación de los colectivos.

Permanecer en silencio ante comportamientos negligentes es cobarde. Y alabarlo se convierte, sin duda, en una enorme irresponsabilidad.

Por supuesto cada cual puede vivir su vida como le plazca. El grado de exposición a que muchos se someten parece inadmisible para algunos y demasiado bajo para otros dependiendo de su umbral, conocimientos, experiencia… He llegado a escuchar cómo alguien evitaba salir a volar exponiendo que las condiciones eran peligrosas, cuando otros apuntaban que “se movía algo, pero no estaba desagradable ni mucho menos incontrolable”. También que un escalador no afrontaba un largo de hielo difícil por considerar que podía derrumbarse, cuando una cordada lo resolvía sin considerarlo expuesto. El bajo nivel de los primeros los hubiera conducido a situaciones peligrosas, pero generalizar que si las condiciones no están bien para mí no lo están para nadie hubiese sido incorrecto y claramente subjetivo.

La asunción de riesgos es otro asunto totalmente personal. Recuerdo las palabras de un escalador desaparecido, que para muchos era catalogado de “suicida”, quien abogaba por “morir de contento, y no de viejo”. Esta filosofía puede despertar admiración -y personalmente podría compartirla, siempre en un contexto concreto- cuando se trata de elegir el camino sin perturbar a otros (aunque siempre se perturbe algo). Pero en todo momento sin incumplir la ley, sin poner en riesgo a las personas, sin vilipendiar los colectivos ni revertir la tarea que, con mucha dedicación, realizan los formadores serios de cada disciplina.

Porque de otra forma solo queda reprobar, ya que la libertad individual acaba donde se coarta (por no repetir la manida frase que incluye: termina donde empieza) la de los demás.

José I. Gordito

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2 BANDAS: pasado y futuro-presente

3/13/2020

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El Ozone Zeno es sin duda uno de los responsables de la popularización de la construcción 2 bandas más allá de su empleo en los bólidos CCC diseñados para la competición de alto nivel. FOTO: J.I.G.

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Los parapentes de 2 bandas están asociados al mundo de la competición desde hace años. Aunque en los orígenes de la actividad las velas no tenían muchos más elevadores, la evolución del diseño condujo a la instalación de 4 que, posteriormente, fueron reducidos a 3. Este último es el número que, salvo los bólidos más avanzados y algunos juguetes específicos, equipa la mayoría de parapentes modernos. Los cambios en el proceder y normativa de homologación y la transferencia de datos de la competición parecen llevar a un camino de simplificación que muy probablemente afecte a parapentes intermedios, y quién sabe si también a los básicos.


Lo cierto es que llevaba un tiempo gestando un post sobre parapentes “2-Line” encaminado a hablar de la cuidada y necesaria puesta a punto que implican, de su popularización y de cómo han evolucionado, especialmente forzados por el estímulo que supone la competición al más alto nivel y, en la categoría EN-D, por las pruebas de hike&fly del estilo Red Bull X-Alps. Pero fiel a mi costumbre de contrastar todo de manera exhaustiva el tiempo ha ido pasando y se ha sumado a la fiesta algo que se rumoreaba desde hace tiempo: la teoría de si, en el futuro, todas las velas serán de dos bandas. Vamos, que se me ha “pegao el arroz” y ahora no tengo claro de qué hablar cuando pienso en dos bandas.

Además de trabajar sobre otros aspectos, la mejora en el rendimiento de los parapentes ha venido de la mano de la reducción de peso (inferior masa=menos inercias, lo que también se traduce en un incremento de la seguridad pasiva), de un patronaje que garantiza una superior definición del perfil y una mayor tensión y, por supuesto, de una reducción de líneas (e igualmente de sus espesores) que produce una ínfima resistencia aerodinámica. Omito aquí uno de los parámetros básicos para la mejora del rendimiento: el aumento de alargamiento, pues ha quedado reservado a las aeronaves de competición más avanzadas.

Salvo algunos fabricantes para los que un gran alargamiento es seña de identidad, la tendencia ha sido moderar los valores -reduciendo incluso los de sus modelos precedentes- para lograr un equilibrio entre seguridad y prestaciones, además de la posibilidad de mantener sus creaciones dentro de la norma de cada familia sin dar un salto a la categoría superior.

MENOS BANDAS=MENOS LÍNEAS
Sí, así es. Si se quiere reducir la resistencia nada como rebajar la cantidad de metros de cordino, y el modo más directo es ese: eliminar bandas. Pero para mantener su aceptación en el mercado, evitando “asustar” a los pilotos con la imagen de que sus modelos eran misiles indomables, los fabricantes han utilizado previamente otras fórmulas como reducir la cantidad de anclajes o/y ramificar las líneas, incluso combinando distintos diámetros de cuerdas en función de la carga que soportase cada área de la aeronave.


La idea de que las velas de dos bandas eran difíciles, casi imposibles de aterrizar en espacios pequeños y, aunque más resistentes a las plegadas, sus reacciones en caso de colapso podían ser más violentas e imprevisibles, había calado de manera importante en los pilotos intermedios. Ese modo de adaptarse a las masas de aire, con torsiones en ocasiones de gran amplitud, y su reducida tendencia a plegar incluso sus puntas para absorber energía en lugar de poder plegar “de sopetón” no invitaba a muchos usuarios a elegirlas.

Algo que también echaba para atrás, ante todo a pilotos con la montaña como su centro de operaciones, era que las velas de dos bandas eran más pesadas que las de tres a pesar de tener menos líneas y elevadores. Una construcción interna más elaborada, con anclajes más robustos y cordinos de mayor diámetro para superar las pruebas de carga no era capaz de compensar lo que parecía sobrar a sus hermanas de tres.
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Muchos apuntaban incluso una mayor posibilidad de encorbatarse, asunto que no es del todo cierto ni reduciendo puntos de anclaje pues depende de la arquitectura de suspentaje además del diseño del ala en sí misma. Todos hemos tenido referencias de parapentes EN-B que se encorbatan peligrosamente frente a modelos de varias categorías por encima y superior alargamiento que ofrecen un comportamiento mucho más sano en ese sentido.

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El IcePeak 6 de Niviuk destapó, sin querer, la Caja de Pandora. FOTO: NIVIUK


​PERO… ¡TODO HA CAMBIADO!
Efectivamente. Tal vez porque han surgido modelos relativamente accesibles, capaces de hacer frente a los parapentes de competición más avanzados del mundo. Porque el número de competiciones se ha multiplicado con un efecto “motivación”, "imitación", “pique” -o como lo queramos llamar- entre pilotos que ven a otros con su mismo o menor rodaje volando velas muy avanzadas. Porque, como dicen algunos pilotos de alto nivel españoles con mucha experiencia, se ha perdido el respeto a las velas de competición cuyos fabricantes destinan a: “los mejores pilotos del mundo…”; ”…solo para pilotos de clase mundial”; “ …pilotos de competición altamente experimentados”... Y porque “está de moda” o existen otros motivos difíciles de explicar, pero lo cierto es que las 2-Line son cada vez más habituales en los despegues de todo el mundo.

Aparatos más sofisticados que precisan un cuidado mantenimiento que no todos sus usuarios realizan. Que implican una técnica que no todo el mundo tiene. Y que para extraer ese máximo rendimiento -que es la razón de ser de su creación- implican una actuación y actitud que, bien sabemos, no están muy extendidos.

Pero sea como fuere la verdad es que lo que parecía imposible, o fruto de un futuro muy lejano, está aquí y aparentemente ha venido para quedarse.


MOVIMIENTOS EN EL MERCADO
La historia de las velas de competición construidas con dos bandas es relativamente reciente, pero no se restringe a las últimas CCC. No vamos a ir mucho más atrás en el tiempo y partiremos exclusivamente de la transición entre dos “eras”: la de los prototipos y la de los parapentes que deben someterse a una homologación para ser admitidos a concurso. Las primeras series de los más punteros de estos últimos lucían una “D”, con lo que no es de extrañar que aunque posteriormente surgieran productos más avanzados, la categoría serial no es que se haya convertido en otra “por debajo”… ¡es que era la reina de la fiesta!

Dada la convivencia entre EN-D de tres y dos bandas parece que hemos olvidado que las segundas forman parte de la categoría desde los orígenes del empleo de la normativa moderna en la alta competición. Lo hacen desde las Boomerang 9, las primeras EnZo o las accesibles IcePeak 6. Tal vez esta última fue la que abrió la Caja de Pandora de lo que vendría después con su relación prestaciones-comodidad; una fórmula que permitió plantar cara a gigantes en teoría imbatibles si se atendía a su superior alargamiento.

Con la idea de modernizar su flota y ofrecer un producto de entrada a las modernas CCC, pero sin la necesidad de asumir los compromisos que propone esta clase, Ozone ha seguido el camino explorado por Niviuk con la IP6 buscando soluciones sobre un alargamiento menor y una comodidad a toda prueba, pero ofreciendo un rendimiento que incluso ha hecho sonrojar a “las de arriba”.
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Su Zeno se ha convertido en todo un referente. Ha empujado el mercado hacia una popularización de las serial de 2 bandas y espoleado a todos los fabricantes, desde el rival directo GIN, que ha acudido un poco tarde a la cita, a otros competidores que ya estaban ahí como UP, MacPara o Niviuk, u otros nuevos como Flow o Davinci.

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El Zeno atrajo rápidamente las miradas por su rendimiento similar al del EnZo2, con una mayor facilidad de pilotaje. Eso lo convertía en un excelente parapente para competición, por supuesto, pero también para vuelos de distancia. FOTO: J.I.G.
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Z-Alps, la versión ligera del Zeno puesta a punto para competir en la Red Bull X-Alps 2019. Gran rendimiento con un peso no precisamente "ultralight" y mayor dificultad de pilotaje que las 3 bandas de la época. FOTO: MSdD

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LA VOZ DE LAS LIGERAS
​El remate a esta popularización, que ya parece una plaga, es la llegada de las 2-Line al mundo de las velas semiligeras, ligeras y ultraligeras. Sí, has leído bien. Lo de que un parapente de dos bandas no es lo mejor para aterrizar en espacios pequeños, que resulta difícil de despegar y que es pesado en relación a una versión similar con 3 bandas simplemente ha pasado a la historia. Hace muy poco el propio Chrigel Maurer decía preferir las velas de tres elevadores por su versatilidad y mejores aptitudes pero al conseguir que su máquina de carreras Omega X-Alps 3 de Advance 2-L (realmente una 2+1L) sea mejor que la versión anterior con 3-L, parece ahora un usuario convencido. Y no es de extrañar: su moderna aeronave tiene un peso similar a su predecesora e... ¡idéntica homologación!

Ozone, quien ya flirteó con el asunto derivando una versión ligera de su Zeno (Z-Alps) que realmente no era ultraligera ni tampoco -lo pude comprobar con una unidad que me enamoró por sus prestaciones acompañándome por algún tiempo- precisamente fácil, ha terminado de pulverizar prejuicios. Ha demostrado, con su Zeolite, que pensando, simplificando la estructura interna y aplicando una larga experiencia se puede construir una vela "fácil", de altas prestaciones y ultraligera (2,85 kg. en talla S, un peso que no llega ni al menor de la ligerísima Hero 3-L de Air Design). Y se ha permitido incluso el lujo de derivar una versión estándar semiligera (Zeolite GT) que lastra aproximadamente lo mismo que su anterior buque insignia ligero en tres bandas: la reputada LM6.

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Omega X-Alps 3, una vela que demuestra que es posible tener el peso y el comportamiento dulce de una clásica 3-L para competiciones de hike&fly en una versión que deriva de ella pero está construida en 2-L. FOTO: ADVANCE
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Ozone Zeolite: ¡la vuelta de tuerca! Más fácil, más ligera y prácticamente tan performante como la Z-Alps a pesar de su inferior alargamiento. FOTO: OZONE

LA QUE SE AVECINA
Lo que viene es una transferencia tecnológica desde la clase EN-D -y por supuesto la CCC- a los parapentes de categorías inferiores. Siempre ha sido así, pero huele a una mayor conexión en lo que al uso del sistema de construcción 2 bandas se refiere.

El fabricante australiano Flow acaba de presentar su híbrido 2-3 bandas homologado EN-C, de nombre  “Fusion”. Es fácil aventurar que se trata solo del primero de una larga lista de nuevos desarrollos.


Los cambios en la normativa y el procedimiento de homologación, entre los que aparentemente está permitir el uso de líneas de plegado para certificar parapentes por debajo de la categoría EN-D, auguran una mayor riqueza de diseños y, por tanto, que el sistema de construcción 2-Line pueda extenderse más allá de las velas avanzadas. Que lo haga abiertamente o no depende de multitud de factores, entre ellos las demandas y aceptación del mercado aunque especialmente de lo atractivo de la oferta por parte de los responsables del desarrollo.

Permaneceremos muy atentos, pues se espera la presentación inminente de parapentes EN-C de la mano de diferentes firmas y no tenemos muy claro con qué nos van a sorprender.

Pero sin duda lo que ofrezcan se verá reflejado en sus modelos más básicos, a los que espera un futuro prometedor e incierto en lo tocante a conjugar un rendimiento siempre creciente con la elevada seguridad pasiva que anhelamos todos los pilotos. 

Tanto en este blog como en el de www.vecparapente.com os mantendremos informados de las novedades en el mundo del vuelo libre.
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José I. Gordito
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El Manifiesto de los 19

2/28/2020

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Patrick Bérhault. FOTO: climbingaway.fr


Siempre he sentido un especial aprecio por Patrick Bérhault. Un tipo coherente que me inspiró en ese momento en que un joven necesita buscar referentes. Muchos años después descubrí las razones de esa atracción, entre las que estaban, sin duda, su rechazo a la competición y su gusto por dar prioridad a sus emociones, canalizadas a través de una técnica gestual correcta y plástica mientras escalaba.

Un poster suyo (no era el único, pues tocó que conviviese con fotos del gran Edlinger, del fortísimo Güllich y del sobresaliente ´SuperBoivin´) colgaba de las paredes de mi habitación. Cada noche analizaba minuciosamente los detalles: el material que llevaba colgado, el porqué de esa posición… Pero creo que aquello era lo de menos. Patrick estaba allí porque veía en su espíritu algo del mocoso que era yo, aunque sinceramente creía que en lo que más nos parecíamos era en “la melenita” y en una musculatura que, sin hacer mucho pero siempre haciendo deporte, me crecía cada vez que colgaba de un desplome.

EN CONTRA DE LA COMPETICIÓN
En 1985, en pleno apogeo de la escalada libre en roca, diecinueve de los mejores escaladores franceses -que a la postre eran quienes dominaban casi por completo el panorama internacional- firmaron un documento en contra de la competición. Esta “carta” tomo el nombre de Manifiesto de los 19 y exponía el desacuerdo con las competiciones y su “demasiado brillante y ruidoso espectáculo”. Un espectáculo que estaba modificando las reglas del juego con una utilización casi excesiva de seguros fijos que deterioraban el entorno natural, la apertura de vías desde arriba o el uso del “top rope” para ensayar movimientos.

Evidentemente cualquier novedad suele ser rechazada, en un primer momento, en cualquier comunidad. Los humanos somos reticentes a los cambios a pesar de que estos sean necesarios para todo, desde incrementar el nivel deportivo a experimentar para adoptar técnicas y tecnologías más seguras.

De los 19 escaladores solo Patrick Bérhault permaneció fiel a sus planteamientos. Y me atrevería a decir, tras un profundo análisis, que lo hizo no solo por su coherencia. Creo que lo hizo porque, incluso reconociendo lo bueno que podía traer consigo la competición, mantenerse en sus trece era una manera de reivindicar que también eran posibles otras visiones; que hay que encontrar un equilibrio entre el progreso y la conservación de la Naturaleza; que menos es más y que el ruido de los aplausos no puede desconectarnos de lo simple, de lo esencial, que es sentirnos a nosotros mismos haciendo cualquier cosa mientras permanecemos en verdadero contacto con los elementos.

El Manifiesto ya exponía la existencia de una “competición inducida”, a través de ese afán de superación surgido de la motivación que hace dar lo mejor pero implica, como igualmente incluía: una aventura, un descubrimiento, un juego donde cada uno fija sus reglas…” “…porque la escalada es ante todo una búsqueda personal”.

Bérhault no quería que se pensase que “solo existe una manera”. Reivindicaba, y me siento orgulloso de pensar como él, que en nuestro camino cada uno elige una fórmula, en la que hay que creer. Una fórmula que debemos defender, siendo coherentes si consideramos que es la que nos satisface y nos lleva a progresar mientras recorremos un tortuoso sendero.

Recuerdo haber escuchado a Patrick, no sé si en una antigua entrevista o mientras trotábamos por los alrededores de la Pierre d´Orthaz, que la competición era un “cada día más difícil, cada día ir más rápido, cada día tener que estar más a punto…” lo que le parecía que era “convertir a un hombre en prisionero e incluso llegar a ser degradante, tanto a nivel físico como a nivel moral. Mi interés por la escalada y el alpinismo no está en su vertiente excesiva (entendida como extrema) sino en la búsqueda de un equilibrio, sin que nada pueda sacarme de ese contexto en que me siento bien”.

Patrick Bérhault nos dejó el 28 de abril de 2004 durante su intento de culminar 82 cimas de 4000 metros de los Alpes en 82 días. Indiscutible precursor de la escalada deportiva y de alta dificultad había realizado increíbles encadenamientos, alguno de ellos utilizando incluso un ala delta biplaza pilotada por Jean Marc Boivin.
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Agradecer sus reflexiones y enseñanzas es algo a lo que, como amantes de la montaña, estamos obligados. Gracias Patrick!
 
José I. Gordito

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GREDOS CIRCUS: obra de una generación

1/31/2020

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Gredos Circus en el día de su apertura: 7 de febrero de 1998. FOTO: ÁNGEL PABLO CORRAL


Hoy, 7 de febrero, se cumplen 22 años de la apertura de la mítica Gredos Circus, en el Circo de Gredos. Es indiscutible que Gredos Circus forma parte de ese grupo de rutas emblemáticas que, por su historia y dificultad, tienen suficiente entidad para derramar ríos de tinta. Pero para quienes tuvimos la suerte de participar en el sueño de su apertura constituyó solo otro pequeño pasito del avance inquieto de una generación. Eso no quiere decir que no nos marcase, al contrario, pero reducir la importancia de una vía a su dificultad o exposición es una simplificación que puede ocultar lo que estaba ocurriendo en esa década.

Espoleados por compañeros influenciados enormemente por las generaciones anteriores, y respetando una historia que nos esforzamos en conocer, recibimos el testigo en un momento en que la escalada en hielo no estaba de moda. Intentamos mantenerlo y pasarlo a las siguientes contribuyendo en la extensión y afianzamiento del concepto de la escalada libre y su escala de graduación asociada.

Formábamos el pequeño y casi marginal grupo de enamorados del Circo y toda la Sierra de Gredos que realizaron las primeras repeticiones de líneas efímeras que hacía tiempo no se formaban, efectuaron tentativas a recorridos que se han completado hace poco, o componían la primera o primeras cordadas que surcaban nuevas bellezas como Un niño limpiando un fusil, Fiesta en Bagdad… en un estilo que buscaba aún mayor limpieza. En ese sentido Gredos Circus no goza de una importancia superior (aunque, por supuesto, tampoco inferior); es una más de las actividades realizadas por los apasionados de la época.

En los 90 la cascada de hielo comenzó a vivir una especie de Edad de Oro, como han definido personajes de la talla de François Damilano, y los materiales se desarrollaron sin cesar. De hecho, en las fechas de la apertura (1998) ya empezábamos a liberarnos tímidamente de las dragoneras de muñeca, al menos en alguna de las manos, aunque la base de apoyo de los piolets no permitió desterrarlas hasta uno o dos años más tarde. Los tornillos de hielo ya eran bastante “rápidos” de instalar y las cintas disipadoras de energía, que miembros de ese grupito de gredenses fuimos los primeros en usar y sugerir mejoras a sus fabricantes, se popularizaron.

La jornada de la apertura Gredos nos pilló un poco “despistados”. Íbamos a escalar pero no sabíamos exactamente con qué nos encontraríamos y no llevábamos ni los piolets más avanzados que guardábamos en el armario, ni los mejores tornillos, ni siquiera una gran cantidad. Ella estaba allí, fina, esbelta y desafiando la gravedad. Tenía nombre desde mucho antes de aquel día, pues las miradas y algunas tentativas habían dado entidad a un proyecto situado a la derecha de Apláudeme Nena que esperaba ser resuelto.  Solo dos años antes recibió incluso un intento solitario, cuando se formó en lo que podrían ser condiciones de grado 5. Pero la sensatez se impuso y el que suscribe se batió en retirada escalados unos metros para tranquilidad de su compañera y perrito, con quienes compartía un paseo invernal.

SU NOMBRE: UN JUEGO DE PALABRAS
Atraídos por la historia de la escalada libre en hielo, y con el recuerdo de la excitante Polar Circus canadiense, que habíamos tenido la suerte de escalar poco tiempo antes, quisimos hacer un doble homenaje y jugando con el lenguaje adaptamos el nombre a nuestro querido “Circo(us) de Gredos”, que nos había enseñado a ser alpinistas.

Después, la historia es bien conocida por todos. Horas de lucha para progresar por un doble free-standing que poco ayudaba a colocar los pies y reposar, y que se derrumbó parcialmente (aunque quedó apoyado) justo cuando tocamos el suelo. La línea nos obligó a dar lo mejor en lo tocante a movimientos técnicos y delicados, y a equipar en los lugares donde menos se estresase la estructura.

Es cierto que quizás pecamos de graduar las condiciones excepcionales y no las medias, pues cuando la efímera Gredos Circus se forma lo hace más bien en grado 5 o 5+, pero intentamos ser fieles a lo que nos encontramos durante la primera ascensión. El gran Luis Alonso, compañero excepcional en esta empresa, analizó con detalle cada movimiento para ofrecer un veredicto que, por encabezar la cordada y debido a la presión sicológica, me cuidé de no exagerar descargando en él la responsabilidad de la cotación. El hielo era fino, formado por muchas pequeñas columnas escasamente cohesionadas y menguante a medida que se ganaban metros. Preferimos no añadir una R confiando en que las condiciones medias serían de hielo más denso. Pero nada más alejado de la realidad: los primeros repetidores (12 años después de su apertura) confirmaron lo fino de la estructura habitual aportando que quizás lo estaba más que durante la primera ascensión (siempre difícil de determinar y dudoso a la vista de las fotos de la citada repetición, donde la vía parece no estar igual de difícil técnicamente -probablemente me equivoque, pero me atrevo a decir que estaba incluso algo más fácil-), tal vez influidos por un dato que no aportamos originalmente.

Sea como fuere Gredos Circus es una joya que luce pocos días al año… ¡si es que se forma! Y lo hace a la vista de todos desbordando belleza, pero también dificultad y exposición; dos características que la libran del asedio.

No puedo negar que me siento orgulloso de la apertura, pero soy consciente de que eso, en realidad, no tiene importancia. Ninguna comparada con haber tenido el privilegio de pertenecer a esa generación inquieta de gredenses enamorados en la que aprender de Rafa Gómez-Menor, compartir con Luis Alonso, Quique Escalante, Carlos Cabeza, José Manuel Palacios, Ángel Sánchez… sonreír con Javier Alonso o Juan Jiménez… y seguir los pasos de Paco Aguado, Jesús Gutiérrez, Carlos Gallego, Miguel Ángel Vidal…

Más que un logro deportivo fue una enseñanza para la vida. Afianzar el concepto de escalada libre en hielo y mixto; depurar la escala de graduación asociada; contribuir al desarrollo de los materiales que hoy día se emplean en las escaladas por todo el planeta y dejar la menor huella del paso humano… ¡eso es esa generación! ¡Eso es Gredos Circus!

José I. Gordito


Gredos Circus
(IV/6-6+, X). Cuchillar de las Hoyuelas. Circo de Gredos. Primera ascensión: Luis Alonso y José Isidro Gordito, 7 de febrero de 1998.



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Técnica gestual en hielo y mixto: la importancia del cómo

1/31/2020

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Precisión, seguridad, pero sobre todo la garantía de "pasarlo bien" haciendo eso que tanto nos gusta: escalar en hielo. FOTO: J.I.G.


Una buena cantidad de años impartiendo formación sobre este asunto me sigue llevando a la conclusión que extraje al empezar a interesarme por él: se trata de la madre del cordero!                                                                                                            
Moverse con corrección no implica únicamente una mejor resolución o un menor gasto energético… Conduce a una mayor seguridad pues no solo evita caídas. Permite igualmente que, si las tenemos, los seguros nos detengan de verdad al quedar bien emplazados por haber sido colocados en posiciones de reposo.


Respetar la técnica básica o de base, propinar el swing preciso, huir de posiciones de bloqueo, buscar reposos, cruzar los pies, tener la confianza en los gancheos, hacer cambios de manos, saber realizar balanceos con cruce anterior o posterior, rotaciones de tobillo o cadera, bicicletas, movimientos o figuras del 4 (también conocidos como pasos Yaniro), visualizar los pies y su trabajo…

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El paso Yaniro o Figura o Movimiento del 4. Algunas veces entrenar o improvisar en los lugares más insospechados refuerza nuestra mente para afrontar mayores retos en la montaña. FOTO: ÁNGEL PABLO CORRAL


Dominar todo este repertorio nos lleva a otra dimensión. Pero sobre todo nos permite escalar de un modo más seguro y estético y ello lleva a que “nos gustemos más”, a que estemos más cómodos y a que nos lo pasemos mejor haciendo lo que nos gusta: escalar en hielo y mixto.
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Sí, no es fácil. Es necesario formarse y después practicar; practicar mucho. No dejar de hacerlo. Seguir un entrenamiento donde se renuncie muchas veces a escalar para “escalar” de otro modo: repitiendo una y otra vez muchos ejercicios… ¡hasta automatizarlos! Exclusivamente.

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Volver reiteradamente al uso de técnica básica o de base permite atornillar con total seguridad, pues el cuerpo reposa, sin esfuerzo, sobre el tren inferior. FOTO: J.I.G.

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​El conocimiento de la colocación de seguros y su optimización es otro arte, al que únicamente se llega si estamos en el lugar correcto, relajados, para sanear y atornillar, para chapar atendiendo a nuestra dirección de progresión (siempre contraria al sentido de los gatillos de los mosquetones) o montando reuniones seguras que podamos proteger si es necesario, minimizando el impacto que puedan recibir.​

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Los cambios de manos, siempre respetando que el centro de gravedad esté situado en el centro de un triángulo isósceles imaginario, permiten un mayor alcance y un gran ahorro energético. FOTO: J.I.G.
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Una rotación de cadera en el momento preciso permitirá tener mayor alcance y que nuestro centro de gravedad no "cuelgue" en el vacío lastrando nuestros movimientos y gastando nuestra energía. FOTO: RAMÓN GARCÍA
ImagenLa pelvis se separa del hielo para aumentar la capacidad visual y facilitar la realización de los movimientos del tren superior. FOTO: J.I.G.




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Lo cierto es que me siento muy feliz haciendo descubrir la mecánica tanto en mis cursos particulares como en los de tecnificación para técnicos y deportistas ofrecidos por diferentes colectivos, federaciones y planes de formación. Que confíen en ti es una suerte, pero poder hacerlo es, sin duda, toda una satisfacción. Una recompensa impagable que nunca sabré bien cómo agradecer, aunque lo intente devolviendo a la escalada en hielo algo de lo mucho que me ha dado.
Quizás el mejor modo de hacerlo sea seguir aumentando mi conocimiento para ofrecer cada día algo nuevo y mejor. Pero sin olvidar una correcta actitud. Es imposible disociarla de la labor de cualquier docente: sin ella los conceptos no calarán en el alumno y el trabajo realizado será infructuoso para ambos.

José I. Gordito



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U-Turn VISION: declaración de intenciones

9/10/2019

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FOTO: MARGA SANZ


​Sí, pues no sería muy correcto catalogar de otro modo la presentación de una vela con 61 cajones, 6 puntos de alargamiento y un planeo de 11'6 según fuentes del fabricante. Con el nombre "Vision" U-Turn introduce un parapente EN-B alto que busca llamar la atención como ya lo hizo el Blacklight original, ala dulcificada en su segunda versión y que por tanto había dejado hueco por arriba. Un lanzamiento que pretende atraer las miradas de pilotos ambiciosos que quieren volar muchos kilómetros sin estrés gracias a su benévola homologación.

Hace unos meses probamos tanto la nueva Blacklight2 como su versión ligera llamada Crossrock (podéis ver los test en este mismo blog). Nuestras conclusiones fueron claras: parapentes que no asaltaban por ser picantes en una característica determinada pero que sorprendían por ser cumplidores y versátiles, ofreciendo un planeo sensacional.

Con una construcción semiligera y mayor alargamiento, la Vision es un paso adelante en rendimiento y promete rivalizar en ese sentido no sólo con los más "potentes" de su categoría; también con parapentes de la clase superior. 

La categoría EN-B es de las más disputadas. Las marcas luchan por ofrecer productos equilibrados que proporcionen altas prestaciones con la seguridad pasiva que demandan sus pilotos. Algunas apuestan por sacrificar rendimiento a costa de comodidad. Otras por sobresalir en una parcela concreta (unas veces planeo, otras velocidad, en ocasiones ambas...) aun a expensas de hacer más laborioso el pilotaje.

El prestigioso fabricante alemán apuesta en esta ocasión por la excelencia en prestaciones y, aunque el pilotaje da algo más de trabajo que el de sus hermanas EN-B, el resultado no es tan deportivo como el que proponen o han propuesto hace muy poco determinados productores para sus EN-B+.


 
¿UNA EN-C  DOMESTICADA?

Atendiendo únicamente a los números podríamos pensar que la Vision es una EN-C "limitada". O elucubrar, por supuesto sin ningún criterio, que ha ofrecido "por casualidad" los resultados de una vela inferior durante los test de homologación. Y aunque su diseñador Ernst Strobl no niega inspiraciones y apunta que su creación iguala o incluso supera lo que ofrece la C ligera de algún fabricante en términos de velocidad y planeo, parece que su intención ha sido simplemente modelar la mejor B alta posible con todos los elementos que tenía a su alcance pero pensando siempre en la seguridad.

Por ello, el alargamiento de 6 puntos no es el mayor de la categoría, su comportamiento es bastante predecible y su contenida reactividad la aproxima a un relativo amplio espectro de pilotos. Claro que, precisamente por el primero, por las prestaciones resultantes y por la particularidad de reacciones de su construcción semiligera, es preciso pilotaje activo y la experiencia con que debe contar un volador bregado en la categoría, la de un aspirante con talento o bien algunos de los conocimientos de quien desciende de clases superiores y cuyo objetivo es volar con un extra de seguridad.


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Una moderna funda de plegado y compresión asalta la vista cuando la Vision sale de la caja. FOTO: JOSÉ I. GORDITO


FUERA DE LA CAJA 
Extraer la Vision de su embalaje ya sorprende. Una moderna funda de plegado y compresión demuestra que estamos ante el producto de una firma que pone ingenio y calidad en los detalles. Dos bucles diferenciados por color permiten conectar los extremos de las bandas identificando derecha e izquierda. Así se evitan líos y se gana tiempo en la preparación predespegue.

Unos elevadores muy bien acabados, también con colores diferentes en sus extremos -que son más anchos para repartir convenientemente la carga sobre los mosquetones-, delatan buen hacer. Dos asas convencionales permiten pilotar con las bandas traseras e invitan a conectar la vela al arnés con la finalidad de salir a volar lo antes posible. 
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La línea de freno pasa por una anilla cerámica en lugar de una polea. El anclaje, acabado con esmero, es de longitud media y sitúa perfectamente la perforación sin las torsiones que se ven en ciertos modelos del mercado, y que contribuyen a deteriorar los cordinos.

Las poleas del acelerador van cubiertas con un tejido elástico cosido a una goma que los mantiene firmes, evitando cualquier retracción.


Los mandos son los habituales de U-Turn: grandes pero regulables con velcro. Quedan un poco asimétricos una vez recogidos en su posición de mínimo perímetro, pero dan opción a pilotos con manos pequeñas. Llevan emerillon metálico antigiro o quitavueltas y el cordino de freno incorpora una funda cosida en la zona de contacto para evitar cortes.

El anclaje de los mandos a las bandas es mediante broche metálico automático.


Los asiduos a la marca, acostumbrados a su cuidada construcción y acabado, verán en la Vision un producto que está en la línea de lo que ya conocen. Quienes no estén familiarizados con la misma tal vez descubran un mundo de sorpresas en el campo de la calidad y  los detalles.
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El interior de la funda de transporte está plagado de detalles. FOTO: JOSÉ I. GORDITO
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En el interior de la funda, dos bucles diferenciados por color permiten conectar los extremos de las bandas identificando derecha e izquierda. FOTO: JOSÉ I. GORDITO
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Bandas muy bien acabadas, con colores diferentes en sus extremos que además son más anchos para repartir la carga sobre los mosquetones. Bajo la línea marcada en azul (centro de la imagen) puede apreciarse el asa destinada a pilotar con las "traseras". La línea de freno pasa por una anilla cerámica. FOTO: MARGA SANZ
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Los mandos son los habituales regulables con velcro. Llevan emerillon metálico antigiro o quitavueltas y el cordino de freno incorpora una funda cosida en la zona de contacto para evitar cortes. El anclaje a las bandas es mediante broche metálico automático. FOTO: MARGA SANZ
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En el suelo, y debido probablemente a su alargamiento combinado con su estructura interna y los puntos de anclaje, las puntas oscilan y en ocasiones pueden tardar en adquirir presión. Ello puede asustar al principio, pero hace que la elevación sea progresiva y dosificable. FOTO: MARGA SANZ


AL DESPEGUE
El Vision es un parapente ligero que comienza a elevarse sin necesidad de una gran tracción. Es verdad que debido a su alargamiento, probablemente combinado con su estructura interna y los puntos de anclaje, oscila un poco y sus puntas pueden tardar en ocasiones en adquirir presión, pero este detalle dulcifica el ascenso. Puede asustar al principio, pareciendo insinuar que es necesario un gran dominio en tierra para lograr una elevación simétrica. Pero esa tendencia al inflado progresivo contribuye a no sorprender al piloto, quien puede actuar pausada y organizadamente.

Aunque sube diligente se detiene con facilidad y se mantiene sobre la cabeza con poca intervención. Tampoco tiende a dispararse con viento intenso, aunque es cierto que se trata de una B avanzada dirigida a pilotos que dominen el control de la vela en tierra.

Después de la fase de estabilización el despegue -como también ocurre con el aterrizaje- es sencillo. La toma de carga y la evolución del parapente al despegar son suaves, y aunque el ala  no es rígida, si transmite confianza.



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Se mantiene sobre la cabeza con poca intervención del piloto. FOTO: MARGA SANZ
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La Vision evoluciona con mucha suavidad. Compacta, aunque no demasiado rígida, navega con mucha dulzura. FOTO J.I.G.


VOLANDO
Como decíamos antes, la Vision se mueve con suavidad. Se nota compacta, aunque no demasiado rígida.

Es, al mismo tiempo, una vela viva, sensible. Sus movimientos y reacciones ayudan a detectar focos térmicos aunque quizás puedan parecer excesivos a pilotos acostumbrados a alas rígidas de gran gramaje y menor alargamiento. Siin duda un parapente de alto nivel dirigido a pilotos confirmados. Su seguridad pasiva es muy alta y no exige un pilotaje desmesurado, pero puede que voladores con poca experiencia puedan sentirse desconcertados o abrumados por el trabajo que da en condiciones turbulentas. Por supuesto siempre en relación a parapentes que comparten la misma letra pero van encaminados a aquellos que vuelan pocas horas al año y a los que la Vision supera en rendimiento en todos los aspectos.

Resistente a las plegadas, especialmente cuando va bien cargada, tiene también un comportamiento en cierto modo flexible pero amortiguado que permite su adaptación a las masas de aire. Solo he advertido alguna plegada en condiciones fuertes cuando va muy descargada. Plegadas sin ninguna consecuencia pues la tendencia a conservar la trayectoria es asombrosa. 

Su alargamiento proporciona sensaciones deportivas y su borde de ataque, equipado con Shark Nose, tiene un mordiente que, siendo suave, ataca muy bien los núcleos de las térmicas (incluso potentes). 

Los frenos tienen un recorrido medio y no demasiada presión, lo que resulta cómodo por escasamente físico pero propone cierta adaptación. Durante los primeros vuelos tuve la sensación de no estar hundiendo el mando lo suficiente, aunque en realidad no era así. Rápidamente me percaté de que la vela giraba de inmediato y debía cadenciar con el freno exterior si no quería un sobreviraje inesperado. No tardé mucho en comprender que era solo la presión y que la Vision seguía la línea de todas las velas de U-Turn: mando eficaz y gran agilidad pero con el tacto "meloso" de una vela de escaso gramaje. 

El parapente sube muy bien, algo que he podido comprobar tras experimentar con diferentes cargas alares, cuya variación afecta muy poco salvo porque cerca del extremo superior de la horquilla no derrapa en el giro y mantiene una precisión imprescindible para escalar.


Su acelerador tiene un recorrido corto pero aprovechable. Lo cierto es que la vela transmite en todo momento las siguientes sensaciones: agilidad, un rango de velocidades muy competente y la citada suavidad en el desplazamiento, además de confianza incluso volando en turbulencia.

En transición invita a acelerar sin contemplaciones y pilotar con las bandas traseras, que cuentan con generosas asas. La eficacia de pilotaje es notable para tratarse de una vela de tres bandas y tan modesta homologación.
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Su alargamiento proporciona sensaciones deportivas y su borde de ataque, equipado con Shark Nose, tiene un mordiente que, siendo suave, ataca muy bien los núcleos de las térmicas. FOTO: JORGE JIMÉNEZ ESPINOSA
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Su contenido peso resultará atractivo para pilotos de distancia, competición en ligas menores y, por supuesto, enamorados de los vuelos en montaña, donde la Vision ofrece un notable rendimiento. FOTO: JOSÉ I. GORDITO
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El parapente sube muy bien, algo que he podido comprobar tras experimentar con diferentes cargas alares (este día la probamos bien cargada, con un arnés de competición), cuya variación afecta muy poco salvo porque cerca del extremo superior de la horquilla no derrapa en el giro y mantiene una precisión imprescindible para escalar. FOTO: JORGE JIMÉNEZ ESPINOSA


GIRANDO
Pasado el pequeño período de adaptación al tacto del freno, y familiarizados con su comportamiento, la Vision ofrece una buena combinación de regularidad y progresividad.

El mordiente y ascenso son suaves y apenas se aprecian inercias o movimientos pendulares que la saquen del viraje.

Ofrece una buena combinación entre alabeo y guiñada. El giro es bastante plano cuando se entiende cómo administrar el freno, que como expongo es sencillo tras un leve período de adaptación.

El parapente es ágil, característica que comparte con toda la familia, lo que permite explorar desde núcleos estrechos a ascendencias suaves jugando con el amplio rango de velocidades que regula la longitud de su mando.

Tras probar diferentes arneses y cargas alares, considero que ofrece su mejor giro con una masa cercana a la que admite en su máximo. Entre 1 y 3 kg por debajo del tope el mando se siente más directo, el viraje es más preciso y, aunque es resistente al giro negativo y el punto de pérdida se identifica perfectamente, la confianza para reducir la velocidad y explorar las ascendencias leves es todavía superior. 

Tal vez su mejor compañero sea un arnés carenado  intermedio para cross, pues uno ligero puede amplificar sus movimientos y restar eficacia. Y uno de competición, aunque interesante por su mayor aerodinámica, quizás reduzca la sensibilidad que aporta, algo a tener en cuenta en condiciones flojas.



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Ofrece una buena combinación entre alabeo y guiñada. El giro es bastante plano cuando se entiende cómo administrar el freno. FOTO: MARGA SANZ


​NAVEGANDO
Cómodo en transiciones. El parapente se desplaza con suavidad y sin sobresaltos para el usuario si bien la flexibilidad del conjunto hace que se perciba cualquier cambio en la masa de aire. Es, pues, una vela que "transmite" al contrario de otras que navegan sin movimientos absorbiendo todo sin que su piloto perciba más que atmósfera calmada y, tal vez, tranquilidad absoluta. La velocidad trim está en línea con las más rápidas de su segmento o incluso algunas C medias, con una interesante ganancia pisando a tope (de 38 a 50 km/h, aproximadamente).

Es muy eficaz volando contra el viento, para tratarse de una B. Realmente podría pensarse que estamos bajo una EN-C si no fuera porque estas suelen estar optimizadas generalmente para ser ligeramente más eficaces en esas circunstancias. Pero debo decir que no está lejos de la mayoría y pone en aprietos a alguna que otra.

Es un ala versátil pensada para aportar prestaciones a pilotos de cross que no quieren asumir los compromisos exigidos por parapentes de homologación superior. Y gracias a su contenido peso también para quienes suben caminando a los despegues.

Se mueve, sí, pero sus movimientos son de poca amplitud y los pequeños cabeceos son transformados
en altura, como lo hacen las velas de clase superior. Puede sorprender a pilotos con poca experiencia, pero seguro no lo hace a aquellos que cuenten con un buen camino en vuelos de distancia o en el manejo de velas ligeras. Da algo de trabajo en atmósfera turbulenta, pero mantiene una alta seguridad y resistencia a las plegadas gracias a su estructura y escaso gramaje del tejido, que dulcifica la amplitud de movimientos y reduce peligrosas inercias.

Su planeo está en el escalón superior de su categoría.

Las orejas son estables y salen perfectamente incluso sin bombear. 

El recorrido del acelerador no es demasiado largo pero resulta muy aprovechable. Su accionamiento no es demasiado físico excepto al principio, especialmente si se emplean arneses ligeros o intermedios no equipados con las poleas de alto rendimiento que suelen incorporar los de competición.

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Nuevo Shark Nose, diferente al de sus hermanas y con muchos puntos en común con las creaciones de otras marcas, que también han prescindido de la doble varilla cruzadas. FOTO: MARGA SANZ


CONSTRUCCIÓN Y ACABADOS
La construcción y acabados son similares a los que ya nos tiene acostumbrados la firma. Como ya he escrito en alguna ocasión: pequeños detalles ingeniosos, grandes ideas. Más allá de los "gadgets", la Vision lleva miniribs en el borde de fuga y un nuevo morro de tiburón en relación a sus hermanas Blacklight2 y Crossrock. Como hacen otras marcas, una única varilla -y no dos cruzadas- es la que, curvada y con el apoyo de elementos textiles, describe el sistema que incrementa su presión interna, la mantiene estable sobre la cabeza del piloto y la estabiliza a alta velocidad.

U-Turn utiliza modelado 3D para crear un borde ataque limpio y un perfil definido,


Como en otros modelos de la firma, el borde de fuga lleva una cinta de refuerzo que mejora el perfil y reduce resistencia parásita. Los anclajes van fijados a un sistema de cintas que propone una tracción en "Y".

Las bandas son estrechas, aunque se han ensanchado en la zona de anclaje para repartir mejor la carga sobre los mosquetones y evitar movimientos de gran amplitud que hagan trabajar fuera de su eje más resistente. Vienen identificadas con un código de color (verde-rojo) para distinguir derecha e izquierda. 

Las bandas C están equipadas con asa de tamaño generoso pero no excesivo que permiten  pilotar sin degradar el planeo mientras se acelera.

La cinta de reenvío de la polea (aquí anilla cerámica) tiene una longitud media, lo que permite explorar diferentes modalidades de pilotaje traccionando del freno hacia el cuerpo o separándolo y modular así lo plano que se desplaza el ala en el viraje. A pesar de su baja fricción de la anilla recomiendo poner mucha atención para evitar cambios de dirección que deterioren la línea del freno. Los movimientos en el eje vertical alargarán la vida del cordino.

El plano de suspentaje se ha simplificado al máximo. Solo 3 líneas principales llevan funda y se han efectuado numerosas ramificaciones para reducir todo lo posible los metros y, por tanto, la resistencia parásita. Una de las conexiones que más llama la atención es la que va a una de las sub-bandas C unida de forma flotante al rango C exterior. Una línea cortísima que además de constituir una ramificación que ahorra cuerdas, evitar deformaciones en el perfil cuando se pilota con las asas.

Las líneas son las nuevas PPSLS de Dyneema SK99de la casa Liros, que aunque se muestran un poquito rígidas y en ocasiones dan lugar a algún bucle intempestivo (se recomienda una buena preparación) son muy reactivas, ligeras (un 20% más que las habituales), duraderas y finas en relación a su enorme carga de ruptura.  La reducción de espesor también permite rebajar el drag, ideal para los deseos de Strobl de ofrecer una máquina de altas prestaciones.


Los ganchos metálicos del acelerador son de acero, bastante robustos pero relativamente ligeros. El sistema de aceleración se completa con unas bolitas limitadoras rojas que facilitan, definen longitud y acotan en cierta medida el accionamiento, que así se realiza de manera clara en varios tiempos. Las poleas vienen cuidadosamente protegidas con los clásicos capuchones, que en este caso son de tejido elástico y bloqueados con una goma para evitar retracción y que las roldanas queden al descubierto.

Los mandos son los habituales de U-Turn: grandes pero regulables con un velcro. Quedan un poco asimétricos una vez recogidos en su posición de mínimo perímetro, pero dan opción a pilotos con manos pequeñas.
Llevan emerillon metálico antigiro o quitavueltas y el cordino de freno incorpora una funda cosida en la zona de contacto para evitar cortes. El anclaje a las bandas es mediante broche metálico automático.

Este parapente ligero combina Skytex 32 y Skytex 27. Aunque el resultado no es el de una vela ligera radical, el empleo de estos gramajes vuelve a reforzar la declaración de intenciones del diseñador: altas prestaciones, reducidas inercias...
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El conjunto de las líneas tiene un espesor reducido en relación a su resistencia y reactividad. Entre las líneas que parten de las bandas C (las azules) puede verse el puente de corto tamaño que une el grupo principal con la que va de modo flotante, unido al rango C exterior. FOTO: MARGA SANZ
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El piloto Rafa Salinas durante un vuelo de test de la Vision (con arnés intermedio diseñado para cross) en pleno corazón del Pirineo. Unos kilómetros fueron suficientes para que se enamorase de la vela. FOTO: JOSÉ I. GORDITO
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Cristian Bibián disfrutando, feliz, bajo el nuevo modelo de U-Turn. FOTO: CRISTIAN BIBIÁN


​¿PARA QUÉ PILOTOS?                                                                                                                 
La Vision es una vela algo picante que pone su foco en las altas prestaciones. Hace casi todo al más alto nivel de su categoría y, sin ser excesiva, sí es algo exigente. Ofrece alto rendimiento, comportamiento sport pero una homologación muy atractiva para pilotos confirmados de distancia que quieren contar con un amplio margen de seguridad. También para voladores con talento que dudan si saltar de la categoría EN-B a la EN-C (vamos, para esos que quieren las prestaciones de una C pero no quieren cambiar de letra por motivos de seguridad), y por supuesto para quienes descienden de niveles más altos pero no quieren perder lo positivo en términos de rendimiento -ni el tacto deportivo- que aportan las categorías superiores.

Rafa Salinas, uno de sus usuarios, dice de ella: "me parece una vela verdaderamente equilibrada en velocidad y planeo, con un mando muy, muy bueno y gran agilidad. Capaz de plantar cara a muchas EN-C. 
Al volarla no se tiene la sensación de ir con un alargamiento de 6 puntos y si hay que destacar algo es lo amortiguada que resulta y la sencillez para pilotarla con las bandas C gracias al tirador que incorpora. Los detalles y construcción son muy buenos.. Pero es cierto que se trata de una B para pilotos con ´buenas manos´"
.

Cristian Bibián, compañero de aventuras de Rafa y otro de los pilotos atraídos por el nuevo modelo de U-Turn declara: "creo que es una de las mejores velas EN-B que hay ahora mismo en el mercado. En condiciones térmicas ya transmite que es una vela competitiva. Su giro es progresivo a la vez que dinámico, lo cual hace de ella una vela perfecta para realizar cross a niveles medios/altos.
Me sorprendió su planeo con el acelerador al 100%, que puede ayudar mucho para salir rápido de masas de aire descendente. 
Es una vela exigente pero no me parece comprometedora. De hecho transmite tranquilidad.
Se trata sin duda de una EN-B que puede triunfar entre pilotos que no quieren pasar hacia la frontera de las EN-C"
.


El Vision es sin duda un firme candidato a situar a sus pilotos en lo más alto de las clasificaciones de las ligas locales y a volar grandes distancias. Y gracias a su peso hará dudar a más de uno si escogerla como opción para sus subidas a pie a los despegues o sus hike&fly´s de compromiso medio.

Se fabrica en 4 tallas y 2 combinaciones de color (de serie), aunque en su página web actualmente aparece solo uno. El borde de ataque luce el inconfundible diseño de U-Turn que combina colores, agresividad y personalidad a partes iguales. 

Más información en:
 www.u-turn.de/web/english/products/paragliders/vision
 
José I. Gordito
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Toma de contacto: U-Turn VISION

9/3/2019

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FOTO: JORGE JIMÉNEZ ESPINOSA


Estamos teniendo la oportunidad de probar la nueva aeronave puesta a punto por el  prestigioso diseñador Ernst Strobl y anunciada con sorprendentes datos: planeo de 11`6, un peso que oscila entre los 4'4 y 5'2 kg (según tallas), 6 puntos de alargamiento.... Elementos que llaman la atención e invitan a ver de qué es capaz el parapente EN-B alto del fabricante alemán.

Vision es una vela de construcción semiligera que ofrece alto rendimiento, comportamiento deportivo pero una homologación muy atractiva para pilotos confirmados de distancia  que quieren contar con un amplio margen de seguridad. También para voladores con talento que dudan si saltar de la categoría EN-B a la EN-C, etc...

Con el mando y giro característicos de la firma, una sobresaliente capacidad de ascenso , una competente velocidad y un planeo que atrapa, la  Vision se completa con ingeniosos detalles que dejan boquiabierto: ni su funda nos ha dejado indiferentes!

En breve más datos e impresiones de este avanzado parapente que estamos testando con diferentes tipos de arnés  y distintas cargas alares.

Montado sobre una combinación de tejidos tejido Skytex de 32 y 27 gramos. 

Aunque inicialmente se lanzó en un único color ahora se fabrica en dos combinaciones diferentes y cuatro tallas que abarcan de los 65 a 125 kg.

Más información en:
www.u-turn.de/web/english/products/paragliders/vision


José I. Gordito
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Hábitos y monjes

8/26/2019

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FOTO: J.I.G.


Con la intención de aglutinar en este blog todos los temas que considero de interés, comparto con vosotros este texto ya publicado en el pasado, que recoge algunas reflexiones. El impacto del hombre sobre el planeta es muy importante y nuestra actitud consumista es decisiva para su conservación o deterioro. Si a ello unimos algunas consideraciones éticas sale este cóctel que expongo a continuación. Espero os guste.

Ante el dicho: “el hábito no hace al monje”, hay poco que decir.
Una frase lapidaria de ese calibre deja pocas opciones:
-Una consiste en asentir con la cabeza…
-Otra en negarlo…
Yo prefiero desempolvar el sacapuntas y empezar a sacar filo.
 
Es verdad que el aspecto exterior de un deportista o, más concretamente, la vestimenta y equipo que porta, no informa demasiado acerca de su capacidad. Tampoco implica que, por el hecho de llevar ciertos útiles, éstos sean llevados a su límite. Ni, mucho menos, y por último, que los materiales sean adecuados al terreno de juego de su propietario.
 
Desde la perspectiva de la libertad individual, nada que decir: cada uno es libre de hacerse con aquello que desee.
Desde la óptica de la gestión de la economía personal, mejor callar: cada cual invierte el dinero que posee… ¡en lo que le da la gana!
 
No seré yo quien diga en qué debe invertir sus recursos un deportista cualquiera con un nivel determinado y una economía concreta... Pero eso no quita que derrame un poco de tinta en relación al asunto.
 
CONSUMISMO
Hasta la llegada de esta profunda crisis en que estamos sumidos era frecuente gastar dinero en cosas innecesarias, coleccionar útiles y amontonar elementos duplicados…

Comprábamos de todo, y para todo, porque teníamos recursos para hacerlo.

Nos movíamos, viajando sin pausa, por nuestro país, por nuestro continente y por nuestro mundo, y eso bastaba para tener la necesidad de adquirir, bien por nuestra práctica de una o diferentes disciplinas, por el desgaste que sometíamos a las que teníamos o, simplemente, ¡por si acaso! otras nuevas. O porque tal vez algún día haríamos algo, o visitaríamos cierto lugar donde un elemento material determinado pudiese hacernos falta. Probablemente sin que eso llegase a ocurrir nunca.
 
Renovábamos nuestra vestimenta exclusivamente por vernos con algo diferente, fuese una prenda con otro diseño…u otro color.

Si hablamos de tecnología nadie puede negar haber comprado útiles que hacían “de todo” aunque nosotros, sus dueños, ni entendiésemos el cacharro, ni hiciésemos “casi de nada”.

El “ya que me pongo”, o la  cuestión ¿y si me hace falta? han acompañado a prácticamente todo el mundo hasta la caja registradora de muchos establecimientos…
 
La pérdida de poder adquisitivo, la de los puestos de trabajo o el simple miedo a qué pasará mañana, han frenado notablemente los viajes, las compras y, de eso, aunque nos duela por otros motivos, se está beneficiando el planeta. Se presentan menos novedades; se fabrican menos “cacharros” porque ya hay muchos producidos y almacenados en las tiendas. Se generan, por ello, menos residuos tanto por producción como por transporte y por deshecho. Las gallinas que entran… ¡por las que salen!
 
Se ha reducido el consumo indiscriminado. Incluso, en ocasiones, no se renueva si no es por necesidad. O ni eso. Los elementos se recosen, se parchean, se repararan…
 
Pero, también es cierto, se llega a alargar tanto la vida de los productos que muchas veces se alcanzan límites peligrosos desde el punto de vista de la seguridad.
 
La crisis, todo hay que decirlo, también ha propuesto una optimización y racionalización del gasto, imponiendo un análisis más profundo de la utilidad e idoneidad de los útiles en función de su precio, sus plazos de amortización y, evidentemente, el uso y actitud de su destinatario.
 
ES MÁS DE LO QUE NECESITO, PERO…
Algún placer tengo que darme, ¿verdad? No tengo otro vicio.

Amparados en ese pensamiento, y avalados por el poder del dinero en los bolsillos, hemos comprado cosas que no nos hacían falta, elementos con utilidades que, después de los años, o no hemos descubierto o no hemos empleado nunca pero, lo que es peor, nos hemos hecho con productos inadecuados tanto para nosotros como usuarios como para el entorno donde iban a desempeñar su función.

La mayoría de las veces hemos pecado de adquirir material de rendimiento que no se correspondía con nuestras habilidades, aunque casi siempre… por arriba. Equipos a los que nunca sacábamos partido porque estaban claramente por encima de nuestras necesidades o posibilidades

Abogando un “tal vez me haga falta en un futuro”, llevábamos el cacharro hasta su  extinción por fin de uso sin haberlo puesto a prueba un solo instante, luciendo una falta de humildad y honestidad que decía poco –o mucho- de nosotros.
 
HONESTIDAD
No se trata de “apañarse” -algo razonable, por otro lado- ni, por supuesto, de pasar penurias con material más modesto o de prestaciones inferiores a las que necesitamos.

Hay útiles cuya compra implica gastar dinero dos veces, bien porque no tienen la calidad requerida, bien porque no permiten exprimir todo nuestro potencial, bien porque no son los deseados y al final siempre terminan cayendo otros.
 
Tampoco consiste en comprar material “de competición” para uso amateur o sin muchas pretensiones. En un mundo cada vez más especializado hay elementos para cualquier segmento y casi a la medida de cada practicante. De entre esos, elegir los más polivalentes puede ser una buena idea, pero prestando atención sólo a los circunscritos al entorno del usuario.

Los productos de alto nivel llaman poderosamente la atención porque los lleva el famoso de turno, porque son bellos o porque pensamos que al usarlos disimularemos nuestras carencias. Pero eso no tiene nada de lógico o racional.

Esos útiles “top” acostumbran a ser más ligeros, menos longevos y más caros –tanto en compra inicial como en plazos de amortización- que los de otras gamas; suelen exigir unas habilidades que, si no se tienen, pueden desembocar en algún contratiempo o accidente… Pero lo más grave es que su especialización extrema puede hacerlos poco idóneos en la mayoría de decorados, resultando una carga para sus usuarios, que se sentirán incómodos al manejarlos, en lugar de catapultados por una ayuda milagrosa.
 
Hay que ser honesto con uno mismo y, tras analizar qué se hace y hasta dónde se puede llegar (ojo, sin menospreciarse y aceptando una posible evolución), elegir el material adecuado a nuestras necesidades. Sólo así compraremos con cabeza, sin gastar más de la cuenta o menos de lo necesario, para disponer de lo que realmente nos convenga.
 
MOTIVACIÓN
Algo también innegable es que la mente utiliza cualquier recurso para motivar a su humano. La compra de un “juguete” es, en ocasiones, suficiente para crear apetito por usarlo en la naturaleza (aunque lo primordial debería ser que el gusto por la propia naturaleza estuviese por encima del objeto, pero esa es otra historia). Una “ayudita” siempre es bienvenida para avivar esa llamita interna de todo apasionado. La ilusión por “estrenar”, obteniendo otra perspectiva, siempre renueva. No planteo esta estrategia como un recurso consumista que anule nuestra capacidad por motivarnos con cosas sencillas, y que nos aleje de la esencia y la ética de la práctica deportiva, pero administrada con moderación…
 
Los más inquietos usarán la compra o elección de un material que supere ligeramente su capacidad o nivel como un modo de ponerse a prueba y evolucionar. Si esa fórmula se practica con cautela y un cuidado análisis la herramienta que parece estar por encima de su capacidad espoleará su espíritu para transformar esa exigencia en pericia, alcanzando así un nivel superior (pensemos en que eso ocurra antes del fin de uso del aparato), siempre que el útil se emplee dentro de su margen de utilización y la actividad se desarrolle dentro de los márgenes de seguridad asumibles por la persona, sin posibilidad de sufrir daños irreversibles.
 
MATERIAL INADECUADO
Emplear equipos fuera del campo de acción para el que han sido concebidos puede desembocar en graves accidentes.

Hacer actividad de alto nivel con equipos básicos puede convertir la empresa en una hazaña, o tornarla imposible. He visto deportistas de alto nivel hacer cosas increíbles con útiles sencillos, que catalogaría incluso de “zarrapastrososos” por sus prestaciones y su aspecto y nivel de uso. Imagino lo que hubieran sido capaces de hacer con materiales adecuados, pero sobre todo lo seguros que hubiesen realizado esa práctica sin necesidad de asumir una rotura intempestiva por exigir a un equipo por encima de sus márgenes.

También he visto a personas penando por no saber qué hacer con los cacharros portados en sus manos (citando al azar sólo una de las actividades que pueden practicarse en la montaña), más adaptados a acrobáticos recorridos que a esas sosegadas rutas que recorrían, y donde por su forma y diseño no aportaban ni utilidad ni la posibilidad de ser usados del sencillo o ingenioso modo que proponía el recorrido.

En el equilibrio está la virtud: ni tanto, ni tan calvo. Sólo lo adecuado.
 
CONSUMO RESPONSABLE Y CORRECTO MANTENIMIENTO 
Un consumo responsable es importante no sólo por bien del planeta o por el hecho de proteger nuestra economía. Elegir el producto adaptado a nuestra actividad, a nuestro nivel, y renovarlo cuando sea preciso, constituirá un ahorro de dinero que, si no se aprecia de manera inmediata, se comprobará a largo plazo.

Material en buenas condiciones, al que se practique un correcto mantenimiento, hará que disfrutemos más de nuestra actividad y evitará que se produzcan accidentes por sobrepasar los límites de utilización.
​
No consumir cuando el material está viejo, desgastado o deteriorado, puede ser tan nocivo como comprar algo inadecuado. Lo que creemos ahorrar en una tienda podemos gastarlo, de golpe, en la factura de un hospital. Comprar con espíritu crítico y analítico “lo adecuado” también puede mantenernos lejos de ese magnífico lugar de sanación… ¡o incluso del camposanto!
 
José Isidro Gordito


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