La Delta3 desembarca con mejoras que incrementan notablemente el rendimiento de la serie anterior, a pesar de que el ala mantiene el espíritu de una familia convertida ya en legendaria. La renovación de la exitosa EN-C de Ozone llega con el mismo alargamiento real de su predecesora y conservando la esencia crossera de un producto avalado por multitud de clientes satisfechos. Pocos parapentes se convierten en “clásicos” tras sólo dos generaciones. El Delta original presentaba soluciones en cierta medida revolucionarias y la versión 2 marcó toda una referencia en términos de comodidad y rendimiento aprovechable. La satisfacción de sus usuarios, así como la de aquellos atrapados por la versión ligera de la última, denominada “Alpina2”, ha suscitado una gran expectación ante esta nueva vuelta de tuerca del fabricante. El Delta3 aterriza en la categoría Sport con interesantes mejoras de diseño y construcción que elevan su rendimiento. Sin embargo, la marca ha querido conservar las características esenciales que han hecho las delicias de muchos pilotos alrededor del mundo, siempre encantados a bordo de la vela que reemplaza. El cambio de las normas de homologación ha puesto a prueba al equipo de Ozone para conseguir una aeronave que entre en la categoría EN-C sin líneas adicionales de plegado, pero que conserve toda la esencia de la Delta2 en lo tocante a seguridad y comodidad. Tres años de trabajo y numerosos prototipos (52, para ser exactos) con diferentes alargamientos han desembocado en un parapente de tres bandas que mantiene el de la versión 2 (6 puntos) e incrementa su número de cajones en 4 (ahora 66, lo que redunda en una mayor tensión, definición y limpieza del perfil, desembocando en superior precisión y mejores prestaciones) aunque ha reducido levemente su superficie. Al sacarlo de su embalaje se aprecian esos pequeños detalles de calidad que informan de estar frente a un artículo fiable y solvente. Quienes hayan disfrutado de la serie anterior se percatarán rápidamente de los cambios pero también se sentirán cómodos de inmediato al comprobar que sus buenos detalles, y muchos signos distintivos de la firma, se mantienen en esta tercera generación. PREPARAR E INFLAR Por sus antecedentes históricos el Delta3 es uno de esos parapentes emocionantes que impacientan y espolean para preparar y salir a volar cuanto antes. Su inflado es ligero, fácil, y su elevación en bloque, adquiriendo presión enseguida pero de un modo suave, sin producir sobresaltos ni estrés. Su Shark Nose se encarga a buen seguro de mantenerlo estable sobre la cabeza. Varios pilotos de Delta2 comentan que, a la vista de las informaciones sobre el incremento del dinamismo por el mando mejorado de la nueva generación, esperaban que se disparase o subiese de un modo más diligente. Sorprendidos por la docilidad y estabilidad con relativa poca intervención, apuntan como positivo este noble comportamiento que ayuda a salir al aire con calma. Sin embargo, y también gracias a su nueva estructura interna, el ala no es un ladrillo perezoso y permite despegar de lugares insospechados con facilidad incluso con poco viento o en ausencia de este. Estamos ante un parapente EN-C que ha ganado en deportividad, con lo que una buena actitud por parte del piloto siempre es necesaria. Con viento no resulta especialmente delicado, aunque como digo es una vela de una clase avanzada que sólo precisa una leve tracción de las A´s centrales y cierta atención para no ser frenado en exceso en su camino a la vertical, pero sí capacidad resolutiva para anticiparse reduciendo la potencia de la forma adecuada hasta que ello ocurra. Desde el primer momento ofrece una buena sustentación que invita a acelerar la carrera para salir a disfrutar de sus prestaciones cuanto antes. VOLANDO El Delta3 se muestra sólido y compacto en el aire. Su cohesión y movimiento en bloque es muy similar a los de la vela que sustituye, que destacaba por su estabilidad autorizada en gran medida por el anclaje de sus líneas. De la nueva versión muchos temían que no fuese tan resistente a las plegadas y ello afectase tanto a la seguridad como a la comodidad. Pero la D3 da confianza de inmediato, lo que prueba el esmerado trabajo del fabricante por obtener un parapente que aúna su fórmula de distribución de líneas y el cumplimiento de las actuales normas de homologación. Tremendamente estable en cabeceo. Prácticamente no se retrasa nada como tampoco abate de modo brusco. A pesar de todo, y de ese mordiente suave, la información que transmite para volar térmica es adecuada, mucho más si no se usa un arnés ultraestable de alta competición y se elige uno más versátil como por ejemplo el Forza de su firma fabricante. Ahora el mando es más directo pero nada violento en su comienzo de actuación y mantiene suficiente longitud como para disminuir mucho la velocidad (importante para sacar todo su potencial en ascenso girando en térmica) reservando una alta seguridad. Recordemos, no obstante, que Ozone es una marca que sirve parapentes con los mandos ligeramente largos, pensando que es mejor empuñarlos en posición de pilotaje activo con una vuelta sobre la mano. Ello permite igualmente la personalización por parte de los pilotos quienes, si tampoco los modifican (hay quien acorta unos cms.), disfrutan de mayor comodidad por no llevar los brazos tremendamente elevados en transición. La velocidad “manos arriba” es aproximadamente la de la versión anterior, si bien se ha incrementado notablemente tanto la velocidad como el planeo cuando se hace uso del acelerador, que es cómodo, blando y fácil de accionar. La forma en planta se ha revisado para mejorar la circulación en las puntas cuando se vuela acelerado. Con su nuevo arco, la Delta3 es estable. Probablemente superando –también en comodidad y por supuesto en rendimiento acelerada- a la 2, incluso –o sobre todo- en atmósfera turbulenta donde únicamente entra de vez en cuando alguna puntita de los estabilos (más vivos que en la segunda versión) sin que ello aporte desconfianza invitando a soltar el acelerador o volver a los mandos abandonando el pilotaje a las asas de las bandas C. Mientras se acelera es fácil volar de manera activa la Delta 3 usando estos tiradores de la parte superior de las bandas, que permiten sentir y controlar la vela sin crear resistencia ni inducir movimientos de cabeceo por la intervención sobre los frenos. El accesorio ya estaba presente en la 2 y sobre él se aconseja que los pilotos no familiarizados tomen contacto primero en vuelos sin turbulencia para ir entendiendo progresivamente la sensación de control y evitar así oscilaciones o penduleos. Gobernar con las asas es muy eficaz hasta ¾ de pedal. Por encima de la velocidad que se consigue con ese rango, o con demasiada turbulencia, es aconsejable combinar las manos en las asas con el manejo de la incidencia a través de la liberación suave (no de golpe) del pedal cuando es necesario. No obstante, si no estás seguro por recibir una información imprecisa de la aerología tal vez sea mejor liberar las bandas C y seguir volando activamente con los frenos. Aunque las bandas resultan familiares, el reenvío de la polea ha aumentado su longitud para ofrecer mayor riqueza de pilotaje, detalle heredado de las hermanas mayores de la nueva C de Ozone. La tasa de caída es muy buena. La vela flota y flota ofreciendo la sensación de poder llegar a cualquier parte e invitando a usar el acelerador sin ninguna moderación. Amortiguada pero más informativa que su predecesora (probablemente debido a su estructura interna, ahora más ligera). Una sensación corroborada por pilotos de otras Delta, a pesar de que algún probador internacional apunta percibir menos datos a través de las bandas. Mi teoría sobre esa opinión, tal vez una observación simplificada, es que (además de que refiere volar una talla que no era la suya) quizás una menor “rigidez general” actual, proporcionada por la estructura interna, dulcifica la transferencia de movimientos frente a una mayor sequedad de la anterior, que podía transmitir oscilaciones más bruscas pero no necesariamente más jugosas acerca de la naturaleza de las masas de aire atravesadas, haciendo pensar tal cosa. La reducción de superficie con respecto a la Delta 2 sugiere que quizás no sea necesario volar la 3 excesivamente cargada para que ofrezca lo mejor de sí misma, aunque con la máxima carga siempre se obtendrá una mayor velocidad y un mando más inmediato. He probado la talla ML cargada a tope pero también con 3, 4 y 5 kilos menos del máximo y las sensaciones eran muy parecidas, con ligeros matices y poca penalización de su capacidad para subir cuando va con mucha carga. Creo que, para el tipo de vela que es, moverse en esa horquilla de entre 3 y 5 kilos por debajo del tope es lo idóneo para extraer todo su potencial manteniendo cierta versatilidad. Contar con esa posibilidad de “jugar” con la carga alar dependiendo de si el día es flojo o potente también es interesante. Algo fácil pues la D3 dispone de 6 tallas para facilitar que cada piloto encuentre su tamaño ideal. GIRAR Y SUBIR Es muy ágil y dinámica, con un giro que atrapa. Más precisa que la anterior, gracias al mando mejorado sobre todo en la primera parte del recorrido, que permite un centrado eficaz. Sigue girando plano, pero completa la maniobra sin derrapar ni autoestabilizarse huyendo hacia afuera, como hacía la 2. La presión en los frenos es la justa para sentir el ala y subir con comodidad. Directo en su respuesta, pero nada físico. Tampoco blando, sino “suave”. En térmica es muy eficiente, aunque su mordiente -como indicábamos antes- no es excesivo, Pero resulta muy sensible y permite centrar núcleos con facilidad incluso en ascendencias flojas gracias a ese primer tramo del mando tan aprovechable. Es sencillo colocarla en el punto preciso y el borde de ataque se mantiene alto aunque los giros sean muy cerrados. Sube con facilidad y no es raro estar más alto que nadie en poco tiempo. En atmósfera turbulenta avanza con autoridad y asciende mientras se desplaza. Una vela muy eficiente para cross y competición que hereda comportamientos de las alas de altísimo nivel. SEGURIDAD Las Delta siempre han destacado por ser velas cómodas y seguras, enclavadas en pleno centro de la clase C. El nuevo desarrollo absorbe correctamente las turbulencias en navegación y cuando el ambiente está agitado sus abatidas y movimientos en el resto de los ejes son muy manejables. El ala mantiene su consistencia y con un poco de pilotaje activo no tiene intención de perder la compostura aunque sus puntas tengan más viveza que las de la generación anterior. La conservación del alargamiento real de la versión 2 (6 puntos, 4,4 de alargamiento proyectado) es sin duda responsable del mantenimiento de ese feeling seguro que siempre ha irradiado esta familia. Su mando tiene una longitud tan aprovechable que el punto de pérdida se encuentra muy lejos y es perfectamente reconocible. Es, también, muy resistente al giro negativo. El comportamiento ante plegadas, tanto intempestivas como inducidas, es muy sano y puede hacer pensar que se está bajo una vela de categoría inferior. El parapente mantiene la trayectoria con poca intervención del piloto, aunque no podemos olvidar que se trata de un Sport que se ha deportivizado en relación a su predecesor. Las orejas entran con facilidad, son relativamente estables aunque no parece uno de sus puntos fuertes. Recuperar el vuelo normal tras liberarlas requiere bombeo, pero la arquitectura del suspentaje ha sido muy cuidada para evitar corbatas. Gracias al mando, las maniobras dinámicas son muy divertidas. Es cierto que es una máquina pensada para el cross y no el freestyle, pero facilita maniobras de descenso rápido, siempre dosificables, con un toque de diversión. La restitución de energía en el aterrizaje es muy buena y tomar tierra es sencillo, pero hay que estar preparados para un largo planeo muy cerca del suelo con una vela que, aunque ha reducido superficie, sigue flotando de maravilla. Hemos podido probarla en vuelos de cross en condiciones turbulentas, otros de varias horas en atmósfera más calmada (donde hicimos algunas perrerías) y nos ha gustado su compacidad y la confianza que transmite. CONSTRUCCIÓN Y ACABADOS Aunque han cambiado algunas cosas en esta Delta, como el diseño de su conocido dibujo, la construcción y acabados lleva el sello habitual de la marca. Muestra muchos detalles heredados del desarrollo de otras alas de alto rendimiento de Ozone (refuerzos en borde de ataque –equipado con Shark Nose-, nuevo arco, doble costura 3D en el morro…) y un nuevo plano de suspentaje (por ejemplo las C´s cuentan con una ramificación final en varias líneas cortas) que reduce la resistencia parásita y optimiza muchos aspectos de la conducción. Ya que hablamos de suspentaje, decir que ha sido muy cuidado a pesar de haber visto incrementado el número de cajones. Las cintas de fruncido del borde de fuga siguen una fórmula nueva en esta Delta. Cuando los frenos actúan ofrece mucha precisión (el proceder proporciona la tensión adecuada), pero también libertad cuando se vuela a máxima velocidad. Se ha colocado un refuerzo de náilon al final de la vela (la Zeno también presenta este acabado) que mejora el perfil y sirve igualmente para reducir resistencia parásita. La estructura interna ha sido rediseñada. La vela es ahora más ligera y ha mejorado su comportamiento mecánico. Las diagonales tienen nuevos orificios, se han añadido cintas y las costillas han sido reubicadas y perforadas con nuevas formas. Los mandos, cómo no, son los habituales de Ozone: grandes y blandos, más adaptados a manos de buen tamaño o a quienes las hacen “pasar por el aro” para pinzar el cordino entre pulgar e índice. Sin quitavueltas. Fabricada en tejido duradero: Dominico 30D MF tanto para intradós como para extradós y Dominico 30D FM (Firm) para las costillas. Cordinos sin funda Edelrid serie 8000U. PILOTOS A LOS QUE VA DESTINADA En el momento de su lanzamiento probé la Delta2. Tuve oportunidad de “catarla” en dos tallas, con tres arneses distintos (reversible, carenado ligero, competición), y debo reconocer que, aunque noté diferencias, con todos ellos me pareció un poco sosa. Tanta estabilidad, tanta comodidad… ¡me empalagó! Pero si pretendo ser objetivo debo reconocer que eso informaba de sus atributos para navegar con tranquilidad tanto en cross como en competición. Una auténtica nave antiestrés. La 3 mantiene ese espíritu, pero gracias a la mejora del mando se ha tornado divertida. El despliegue tecnológico de que se beneficia ofrece un rendimiento elevado en un parapente intermedio deportivo que no resulta técnico de volar. Al contrario: transmite confianza. Por ello es perfecta para pilotos en progresión, veteranos o voladores con experiencia que buscan rendimiento sin compromisos, fanáticos de la distancia que no dudan salir a volar en condiciones turbulentas… Perfecta para pilotos que vienen de una EN-B alta y están buscando una vela C bien situada en el centro de la homologación. Ozone dice que para ellos las velas de esta serie siempre han tenido que ver con la transición y el cambio. Una categoría de alas con la que están obsesionados pues la contemplan como el destino de pilotos que vuelan parapentes de esa categoría, pero también para futuros pilotos de competición. Tal vez por ello han tardado tanto en su desarrollo que, seamos sinceros, les ha costado dejarse comer ventas por una competencia que ha respondido con creaciones posteriores, aunque no aportasen demasiado (tal vez algún km/h adicional, un planeo similar y no necesariamente mayor rendimiento global real…) pero que era suficiente para quienes renuevan anualmente y persiguen lo último, que ya sabemos no siempre es lo mejor en términos absolutos. Consultado un miembro del equipo de diseño sobre lo cerca que está esta Delta 3 de la reputada Mantra M6 de la firma, su respuesta es que, sencillamente, no las han comparado. Creen que planean parecido, evidentemente, al tratarse de un nuevo desarrollo. Pero pensaban sólo en ofrecer el mejor producto para sustituir un ala cómoda con gran reputación y quizás el objetivo de igualar prestaciones con velas superiores hubiese distraído de esa tarea. Han pretendido hacer la mejor Delta, que está claro tiene unos clientes diferentes a los de un parapente de mayor alargamiento, otro tacto, otras sensaciones. La Delta3 es la de siempre pero con un mando que la hace aún más divertida, con mejores prestaciones sobre todo acelerada y un cuidado desarrollo para no defraudar a sus adeptos. Un parapente que seguro dará mucho que hablar tanto en competición en la categoría Sport como en los ambientes de los apasionados por la distancia. Se fabrica en 6 tallas y 5 combinaciones de color (de serie). Más información en: http://www.flyozone.com/paragliders/es/products/gliders/delta-3/info/ José Isidro Gordito
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AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
Mayo 2023
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