La Mantra 7 desembarca con mejoras que incrementan notablemente el rendimiento de la serie anterior, aunque el ala reduce su alargamiento. La renovación del exitoso parapente EN-D de Ozone llega con un nuevo sistema de control de las bandas traseras y multitud de ventajas, pero mantiene el espíritu de una familia ya convertida en legendaria. Pocas generaciones han bastado para convertir la familia Mantra en todo un “clásico”. La serie anterior a la actual, la “M6”, ofrecía un compromiso casi imbatible en términos de comodidad y prestaciones aprovechables. La satisfacción de sus usuarios, así como la de aquellos atrapados por su versión ligera, denominada “LM6”, ha suscitado una gran expectación ante esta nueva vuelta de tuerca del fabricante. El Mantra “M7” aterriza en la categoría con interesantes mejoras de diseño y construcción que elevan el rendimiento. Sin embargo, la marca ha querido conservar las características esenciales que han hecho las delicias de muchos pilotos alrededor del mundo, siempre encantados a bordo del parapente que reemplaza. Conserva la esencia crossera de su predecesor, pero gracias a sus mayores prestaciones también está atrayendo las miradas de muchos pilotos de competición de ligas menores (entendiendo las pruebas de la PWC como las de nivel superior) que no quieren, o no necesitan, dar el salto a velas de dos bandas con mayor alargamiento que exigen igualmente un mayor compromiso. ¡POR FIN! Desde la aparición de su antecesora han transcurrido algo más de cinco años, con lo que la comunidad se mostraba ansiosa por ver el resultado. El nuevo modelo de tres bandas deriva de un desarrollo completamente nuevo basado en la información obtenida poniendo a punto la Enzo 3, la Zeno y analizando los 52 prototipos de la Delta 3. De hecho, cubre el escalón lógico que queda entre las dos últimas. Reduce el alargamiento de la versión anterior (6´5 puntos frente a 6´9) e incrementa el número de cajones en 12 (ahora 78 –los mismos que tiene el Zeno, en cuyo perfil, planta y arco se inspira-, lo que redunda en una mayor tensión, definición y limpieza del perfil, a la vez que desemboca en superior precisión y mejores prestaciones). Recorta levemente su peso, su superficie y readapta sus horqullas, ya que la marca ofrece dos tallas adicionales. Nada más sacarlo de su embalaje se aprecian esos detalles de calidad que informan del hecho de estar frente a un artículo solvente y fiable. Quienes hayan disfrutado de la serie anterior se percatarán rápidamente de los cambios pero también suspirarán al comprobar que sus atributos, y muchos signos distintivos de la firma, se mantienen en esta nueva generación. ANTES DE SALIR A VOLAR La incorporación de tejido de escaso gramaje en el intradós aligera el inflado, que es homogéneo y posibilita un control fácil en condiciones suaves, pero resulta más complejo con viento. A pesar de su alargamiento estamos ante un parapente que requiere un comportamiento activo del piloto y una correcta temporización para evitar que nos adelante en condiciones que no sean laminares. En ocasiones las puntas oscilan hasta que el conjunto adquiere presión, pero nada que sea nuevo para un piloto de la categoría. He podido hacer bastantes pruebas traccionando más o menos de las líneas centrales, de las de los estabilos, despegando en cobra, dejando que la vela subiese descontrolada o descontrolándola voluntariamente y debo decir que no hace nada que no se espere. Los comportamientos negligentes se pagan y nada se arregla de manera milagrosa como podría ocurrir con una vela de homologación inferior. Pero cuando todo se hace correctamente el parapente va hacia arriba bastante en bloque, se estabiliza sin problemas (el recorrido de freno es más largo que el de su antecesora, y los que la sustituyan deben tenerlo en cuenta), toma carga con mucha autoridad y prácticamente obliga salir a volar. Con este desarrollo reitero que los pilotos provenientes de la categoría inferior no deben olvidar que es un parapente situado un peldaño por encima, aunque ofrezca una comodidad y seguridad en vuelo cercanas a las de su hermana menor Delta3. Quienes estén familiarizados con la categoría, o tengan bien asentadas las bases de la anterior (EN-C), la encontrarán dosificable y cómoda desde el principio. VOLANDO En el aire, la M7 se muestra sólida, compacta e intuitiva. Su cohesión y movimiento en bloque es muy similar a los de la vela que reemplaza, que destacaba por su estabilidad autorizada en gran medida por el anclaje retrasado de sus líneas A. Es algo menos rígida, probablemente por su construcción interna y el tejido más ligero del intradós. Pero eso también reduce las inercias y, por tanto, mejora la seguridad. Es estable en cabeceo. Prácticamente no se retrasa nada, como tampoco abate de modo brusco. A pesar de todo el mordiente ha aumentado en relación a la M6 y en condiciones movidas también exige actuación con movimientos de mayor amplitud, probablemente por el incremento de la longitud de los frenos. Pero en general absorbe mejor la turbulencia, que transforma en altura, y da, si cabe, menos trabajo. Una mayor compacidad ha reducido movimientos en el eje de guiñada y todas las reacciones son dóciles para tratarse de una D. Es más exigente que una Delta3, y requiere más pilotaje, aunque nada alarmante para voladores que conozcan bien la categoría o abandonen la clase C por estar preparados para “ir más allá”. Con su nuevo arco la M7 es estable en atmósfera turbulenta donde, como decíamos antes, transforma cada movimiento en ascenso, ganando sustentación como lo hacen las velas de competición más avanzadas. Los datos que transmite para volar térmica son adecuados, aunque desde mi punto de vista -y puntualizo que tal vez no sea completamente objetivo en ese sentido por mi gusto personal y porque los parapentes que empleo habitualmente son ligeros y ultrasensibles- mejoraría si fuese aún más informativa. Gira y sube fantásticamente y su gran planeo permite barrer una zona muy amplia para detectar ascendencias. Aunque se trata de una vela con alma “de competición” admite tanto el uso de arneses pensados para alas de dos bandas como de otros más sencillos, de peso intermedio, ideados fundamentalmente para vuelos de cross. La resistencia parásita será menor con los primeros, algo que redundará en el rendimiento, pero con los segundos la sensibilidad se verá incrementada. Lo que no recomiendo (aunque he podido hacer algún vuelo con una y reconozco que la M7 sigue manteniendo su eficacia) es emplear sillas ligeras de montaña que reducirán estabilidad y penalizarán la eficacia de un parapente de altas prestaciones con un aumento de “drag” y, tal vez, movimientos parásitos. A pesar de que sigue siendo directo (para algunos más que antes), y hace que el parapente sea muy ágil, el mando es ahora más largo y blandito que el de la M6 con la misma carga. Este aspecto redunda en mayor comodidad cuando se gira, e imposibilita la actuación sobre el borde de fuga cuando se navega manos arriba actuando sobre las bandas traseras. Mantiene suficiente longitud como para disminuir mucho la velocidad (importante para sacar todo su potencial en ascenso girando en térmica y aterrizar en espacios pequeños) reservando una alta seguridad. Y, por supuesto, permite poder empuñar los mandos en posición de pilotaje activo con una vuelta sobre la mano. Planeo y velocidad “a frenos sueltos” son superiores a las de la M6. La marca apunta que son iguales a los de la Zeno, pero es cierto que hay diferencias entre ambas cuando se usa el acelerador, algo que ocurre casi en todo momento cuando se maneja este tipo de velas. La M7 va muy bien viento en cara. Avanza y planea de maravilla, pero se entiende perfectamente que Ozone mantenga la Zeno en la colección no solo por tratarse de un buen vehículo introductorio a los bólidos de dos bandas. La Mantra da, como dice el fabricante “una nueva oportunidad de competir contra las velas de competición de dos bandas en términos de prestaciones, control y placer de volar”, pero evidentemente no es dos bandas aunque nos sintamos “casi” como debajo de una. La diferencia de prestaciones tal vez no sea muy importante para un piloto de cross, pero un competidor debe tener en cuenta que, sobre todo polea con polea, su hermana ofrece ciertas ventajas. El acelerador es cómodo. Con un arnés de competición me ha parecido relativamente blando y sencillo de accionar. Con una silla ligera no me ha resultado muy diferente. Es fácil volar de manera activa mientras se acelera usando el nuevo dispositivo de control de las bandas traseras (sistema ACR) que permite sentir y controlar la vela sin crear resistencia o inducir movimientos de cabeceo por la intervención sobre los frenos. El accesorio es un puente con una generosa base de neopreno que actúa sobre el rango C y B simultáneamente, sin deformar el perfil. Un par de poleas alinea el trabajo y desmultiplica la fuerza a aplicar, que debe hacerse bajando el sistema (con los pulgares hacia arriba y hacia atrás) y no tirando hacia atrás. Comparado con el uso de los frenos el ingenio es un poco físico, pero muy eficaz. Permite incluso realizar giros completos conservando una competente tasa de caída. Olvida los frenos salvo para subir en térmicas potentes y siéntete como si volases una vela de dos bandas en transición: el rendimiento de la nueva M7 te hará entrar en otra dimensión, desconocida para quienes sólo han pilotado parapentes con asas (o bolitas, o palitos…) en C´s sin unión a B´s, o al menos sin una actuación tan simultánea sobre ambas. Ricky Porlasnubes, uno de sus usuarios, dice sobre la vela y su sistema: “lo que más me ha sorprendido de la M7 es el extraordinario mando que tiene pilotando con las C, conseguido en gran medida al trabajar conjuntamente con las bandas flotantes B. Se obtienen giros planos eficientes, de radio más cerrado si la llevas al límite, y permite incluso controlar la vela en ambientes bastante turbulentos”. Aunque no todo son ventajas. Un sistema más complejo impone no sólo un incremento de peso; también un aumento de volumen que puede producir enganches (durante el despegue o incluso en caso de incidencia) en las bandas o líneas adyacentes. Me ha ocurrido jugando en el despegue, y por ello sugiero hacer una correcta revisión pre-vuelo y evitar reducir la tensión sobre las bandas, o efectuar movimientos violentos durante la fase de abandono del suelo. Hay quienes se han quejado de que el sistema de control de las bandas traseras está demasiado alto. Creo que puede tener que ver con el arnés utilizado y la altura del anclaje de los mosquetones. Personalmente no he tenido problemas con la talla MS ni con una silla de competición ni con una de montaña, y puedo concluir que me parece situado a una altura tan ideal como estaba el asa de las anteriores Mantra. La altura a la que está permite el funcionamiento más idóneo del sistema de poleas; mucho más que si las bandas fuesen más cortas o el anclaje se situase más abajo. La apariencia de las bandas resulta familiar, si bien han cambiado ligeramente. El aspecto general es similar a dos ramales principales en forma de "V" conectados por el sistema de control de las traseras. Con, por supuesto, los brazos necesarios para conformar todas las ramificaciones que debe llevar una tres líneas. Los bucles donde anclan los mosquetones del arnés son de menor espesor y las C´s también tienen una especie de doble ramal. El reenvío de la polea parece haber aumentado ligeramente su longitud para ofrecer mayor riqueza de pilotaje, pero el cordino donde va anclada tiene un diámetro menor para inducir menor resistencia. La tasa de caída es muy buena y la vela flota ofreciendo la sensación de poder llegar a cualquier parte e invitando a usar el acelerador entre uno y dos tercios sin ninguna moderación. La velocidad es muy aprovechable, porque mantiene una tasa de caída muy competente en toda la extensión del acelerador. Hay quienes dicen echar de menos algo más de punta, pero considero que lo importante no es el “número” máximo al que se puede llegar sino el tiempo que se está con el acelerador pisado, que es lo que desembocará en una mayor velocidad global. En ese sentido la M7 resulta muy equilibrada. He probado la talla MS cargada a tope pero también con 1, 2 y 8 kilos menos del máximo admitido. Las sensaciones han sido parecidas en lo que respecta a seguridad, con poca penalización de su capacidad para subir cuando va con mucha carga pero mejor mando, velocidad y sensación de rigidez. Creo que, para el tipo de vela que es, moverse en una horquilla de entre aproximadamente 1-2 kg por debajo del tope y la carga máxima es lo idóneo para extraer todo su potencial. GIRAR Y SUBIR Es muy ágil y dinámica, con muy buen giro gracias al mando cómodo y preciso. Resulta sencillo colocarla en el lugar idóneo. El borde de ataque se mantiene alto aunque los giros sean muy cerrados. Es capaz de cerrar estos casi como su hermana menor. Sube con facilidad y no es raro estar muy alto en poco tiempo. El tacto general es muy similar a las nuevas creaciones de la marca, como por ejemplo la Rush5. Salvando las distancias, por supuesto, hacen sentir que son hijas de los mismos padres obsesionados por la comodidad y el rendimiento real. SEGURIDAD Las Mantra siempre han destacado por ser velas cómodas y seguras, enclavadas en pleno centro de la clase D. El nuevo desarrollo absorbe correctamente las turbulencias en navegación y cuando el ambiente está agitado sus abatidas y movimientos en el resto de los ejes son muy manejables. El ala mantiene su cohesión y con un poco de pilotaje activo no tiene intención de perder la compostura aunque de vez en cuando muestre toda su energía y obligue a ser autoritario con los mandos. La reducción de alargamiento hace de ella más segura y menos tendente a las corbatas que la M6, si es que podemos hablar de un comportamiento negativo en ese sentido de un modelo seguro del que personalmente sólo puedo hablar maravillas (más de 700 horas bajo M6´s y LM6´s de distintas tallas me sirven para no emitir juicios infundados). Su mando tiene una longitud tan aprovechable que el punto de pérdida se encuentra muy lejos y es perfectamente reconocible. El planeo puede degradarse “pajareando” para entrar en aterrizajes pequeños sin miedo a dejarla sin energía. Es, también, muy resistente al giro negativo. El comportamiento ante plegadas, tanto intempestivas como inducidas, es muy sano y es verdad puede hacer pensar que se está bajo una vela de categoría inferior. El parapente mantiene la trayectoria con poca intervención del piloto, aunque no podemos olvidar que se trata de una serial de alto rendimiento. Las orejas clásicas con A´s entran con facilidad, pero son realmente inestables. Sin duda uno de sus puntos negativos. Hay quien prefiere hacerlas -y así lo recomienda la firma- con las líneas CR3 (que están un poco altas y son difíciles de alcanzar para este propósito) pero incluso con acelerador la tasa de caída es insuficiente para bajar con celeridad. Coger la línea de las orejas desde más arriba tampoco parece una buena solución. Desde mi punto de vista es preferible hacer otras maniobras de descenso rápido. Las maniobras dinámicas empleando los frenos son precisas y divertidas. Es cierto que se trata de una máquina pensada para el cross y no el freestyle, pero el tacto y precisión facilitan las maniobras de descenso rápido. La restitución de energía en el aterrizaje es muy buena y tomar tierra es sencillo, pero se debe estar preparado para un largo planeo muy cerca del suelo con una vela que flota mucho. Hemos podido probarla en vuelos de distancia en condiciones turbulentas (el primero fue uno atravesando una cadena montañosa con “el Tío La Vara” proporcionando buenos garrotazos), otros de varias horas en atmósfera más calmada, vuelos en condiciones cíclicas y marginales… y nos ha gustado su compacidad y la confianza que transmite. CONSTRUCCIÓN Y ACABADOS La construcción y acabados lleva el sello habitual de la marca. Muestra detalles heredados del desarrollo de otras alas de alto rendimiento de Ozone y también el nuevo Shark Nose sin varillas cruzadas y con Mylar que ya hemos visto en la Rush5 y la Buzz Z6. Los mandos, cómo no, son los habituales de Ozone: grandes y blandos, más adaptados a manos de buen tamaño o a quienes las hacen “pasar por el aro” para pinzar el cordino entre pulgar e índice. Sin quitavueltas. Fabricada en tejido duradero Dominico 30D en extradós pero aligerada con Skytex 27 classic en el intradós (siguiendo la línea de la Zeno, de la Enzo 3…). Las costillas siguen una receta combinando Skytex 27 Hard y Skytex 40 Hard. Todos los cordinos (excepto el habitual del freno) son sin funda de la serie 8000U de Edelrid. MANTENIMIENTO Aunque puede implicar algo menos de mantenimiento que las velas de dos bandas modernas -lo que es otra de sus ventajas frente a ellas- la M7 también requiere unos cuidados específicos para conservar sus prestaciones en el tiempo. Revisar la longitud de sus cordinos, liberando bucles cuando sea necesario (recomiendo un control a las 40-50 horas, aunque no haga falta obligatoriamente ninguna modificación y otro a las 80-100) y por supuesto sustituyéndolo en el momento preciso (he cambiado suspentajes en mis M6´s-LM6´s entre las 100 y 150 horas, con lo que entiendo que la M7 lo requerirá en plazos similares), se da por descontado. PILOTOS A LOS QUE VA DESTINADA El despliegue tecnológico de que se beneficia ofrece un rendimiento elevado en un parapente deportivo que no resulta tan técnico de volar como una vela de dos bandas. Transmite mucha confianza y por ello es perfecta para veteranos de velas de competición que quieren volar más tranquilos y, por supuesto, fanáticos de la distancia que no dudan salir a volar en condiciones turbulentas… Me atrevería a decir que es ideal para aquellos que no comprarían una EN-C porque precisen más prestaciones (y tengan superado el manejo de esta clase), pero a los que una Zeno les parezca demasiado, no se vean con la capacidad de extraer todo su potencial o sencillamente no la necesiten por no competir en determinados círculos o por dedicarse exclusivamente a hacer distancia sin participar en torneos. Sea para cross o competición –siempre con permiso de las aeronaves de altas prestaciones de la firma- la M7 es una vela que no deja indiferente. Convierte la energía en altura. Ofrece un giro natural, dinámico, eficaz. Tiene un tacto firme y una respuesta al pilotaje directa y divertida. Y entra en otra dimensión: la de las velas de gran planeo y velocidad que, con tres bandas, rivalizan con las de dos. Gran rendimiento pero con la seguridad de una vela de homologación EN-D estándar capaz de mantener al piloto sin estrés por su solidez y cohesión. Rendimiento sobresaliente con un compromiso seguridad-prestaciones de altísimo nivel. Es cierto que habrá muchos competidores que puedan dudar entre dos parapentes del mismo fabricante con idéntica homologación. Pero si se es analítico es fácil dilucidar que, compartiendo letra, no son iguales. La M7 es más fácil de manejar, más cómoda y puede permitir que pilotos que no pisan constantemente puedan tener confianza para hacerlo. Hacerlo, me refiero, en el mismo escenario en el que tal vez levantarían el pie del pedal en la versión dos bandas. Este es su fuerte. También es verdad que un piloto con talento puede vencer una manga de competición con una M7 enfrentada a velas de dos bandas EN-D y CCC´s de altas prestaciones. Puede ocurrir, del mismo modo que alguien puede llegar a gol con una modesta EN-B baja pasando por encima de flamantes velas de competición que están siendo guardadas en la mochila sin completar el circuito. Pero no hay que llevarse a engaños: la M7 está cerca de dos bandas como por ejemplo su hermana Zeno. Aunque estar cerca no quiere decir ni al mismo nivel ni, mucho menos, por encima. Gana en comodidad, gana en aprovechamiento por su superior docilidad. Si bien pierde en prestaciones puras no a mandos sueltos, pero sí cuando se usa intensivamente el acelerador, caso de cualquier competición. Eso implica que puede ser una excelente alternativa para ligas menores, donde la diferencia puede estar en el piloto (y si es un piloto cómodo, tal vez acelere más). Y, por supuesto, es la opción por excelencia para hacer distancia. Es una máquina de cross casi perfecta, se vuele viento en cola o se cierren triángulos largas fases viento en cara. Su antecesora ya destacaba en este sentido, y esta nueva Mantra tiene todo lo que hace falta para coronarse “reina de la distancia”. Se fabrica en 6 tallas y 4 combinaciones de color (de serie) con, por supuesto, el nuevo dibujo que lucen las velas actuales de la firma. Nota: Tras la publicación de esta prueba se detectaron algunas irregularidades en diversas unidades de M7. Además de garantizar que en las siguientes unidades todo había quedado resuelto, Ozone diseñó un kit para subsanar el inconveniente poniéndolo a disposición de los usuarios. Informar que nosotros no tuvimos ningún problema durante las pruebas realizadas y por ello el suceso no queda reflejado en el test. Aparentemente el perfil sufría alteraciones por torsión de algunas de sus partes, probablemente las varillas en las proximidades del borde de ataque por causas que no han sido reveladas o demostradas. Como se indica en uno de los pies de foto, las nuevas tecnologías implican una mejora en las prestaciones pero también obligan a una meticulosa preparación y revisión antes de salir a volar. Más información en: www.flyozone.com/paragliders/es/products/gliders/mantra-m7 José Isidro Gordito
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AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
Mayo 2023
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