Por su calidad y detalles, los guantes Extrem Isard siempre han sido una referencia. Hormas cuidadas para acompañar los movimientos; preforma para obtener que, siguiendo la posición funcional de la mano, el esfuerzo a la hora de manipular o empuñar herramientas sea menor; materiales robustos y duraderos; membranas impermeables-transpirables o únicamente cortaviento; capas aislantes situadas en las áreas más importantes y piezas de refuerzo colocadas en las zonas más demandadas… Todo para acercarse en lo posible a una prenda difícil de lograr: el guante ideal. He tenido la oportunidad de probar una de las últimas creaciones del fabricante catalán, el Finnland. Se trata de un guante Soft Shell compacto, formado por varias capas, con un exterior cortaviento y un relleno térmico importante (agradable polar de pelo corto en contacto con la mano) que lo destina a situaciones de frío intenso. De longitud media, sin ser un guante corto ni extremadamente largo que cubre el antebrazo, el Finnland es un guante soberbio, con una gran capacidad térmica y un tacto sorprendente para su volumen. Es cierto que lo mejora el que no cuente con material de refuerzo en el área de las falages, lo que también penaliza su resistencia a la abrasión, aunque la manipulación de materiales es sencilla a pesar de contar con la horma “Extending”, así denominada por el fabricante, que no cuenta con la preforma de otros modelos más avanzados de la firma. No obstante, podemos catalogar este modelo de Isard como ideal para empresas “poco exigentes” en lo tocante al manejo de materiales, especialmente de herramientas o elementos abrasivos, pues es evidente que puede morir antes que otros elementos más reforzados pero que invita a ser usado para cuestiones prensiles de cierta envergadura precisamente por su gran flexibilidad y buen tacto. Ese ha sido el motivo de que haya probado su rendimiento escalando cascadas de hielo o volando en parapente. En el primer campo las manos han ido calientes en todo momento, incluso sobreelevadas como van en cascada, y en condiciones de frío y humedad combinados. El refuerzo de la palma es suficiente para que los piolets no se deslicen, aunque se aprecia que no es el terreno ideal de los guantes. El volumen de los dedos contribuye a que estos vayan calientes, pero también penaliza un poco el tacto de cada uno por separado, aportando una sensación de poca precisión, muy similar a la que aporta llevar las manos introducidas en manoplas. Evidentemente escalar en hielo con este guante es pedirle más de lo que debe ofrecer un elemento diseñado para otros usos. En vuelos invernales de parapente la misma sensación de calor, con un buen tacto general, cosa que no siempre se tiene cuando se usan elementos cálidos y voluminosos. La ausencia de refuerzos en la zona de los dedos hace que el material pueda cortarse con las líneas de freno si el piloto tiene la costumbre de no empuñar exclusivamente los mandos. Pero abre las puertas a considerar que si un modelo tan simple va tan bien para volar en invierno, escoger otra pieza de la colección, similar pero un poco más reforzada, puede ser una gran elección. Los Finnland no cuentan con inserto impermeable-transpirable pero la cubierta exterior es suficiente para la mayoría de actividades donde el agua no sea el principal enemigo. Si no llueve o nieva, la mano va siempre seca pues la transpiración es mayor que la que proporcionan otros elementos con membranas selladas. Son muy versátiles e ideales para aproximaciones con frío y actividades poco comprometidas donde el aislamiento térmico sea fundamental. Montañismo, ascensiones fáciles, excursiones con raquetas, aproximaciones a escaladas técnicas etc., etc., son destinos ideales para estas piezas de peso contenido (144 gramos el par, en talla S) y muy compresibles, que no ocupan casi nada en cualquier rincón de la mochila. Ceñidores y otros detalles importantes Personalmente nunca he sido amigo de sistemas de regulación de la muñeca en el dorso por su facilidad para engancharse, pero el del Finnland, con la clásica cinta con velcro pasada por una hebilla metálica no es demasiado molesto y el accesorio cumple bien su función. Incorpora un fuelle antiventisca por el que pasa el cordón de regulación, con tanka automática y reenvío del cordón sobrante sobre un velcro que lo inmoviliza para impedir molestias al usuario. En el interior, una pequeña anilla metálica donde viene instalado un bucle antipérdida para llevar en la muñeca, pero que puede retirarse con facilidad en caso de que el usuario no desee emplearlo, hace gala del ingenio que siempre han mostrado los guantes Isard. Los detalles están meditados: velcro para evitar que entre nieve cuando se lleva colgando de la muñeca, el arnés… pero pieza de espuma para que el velcro de gancho no arañe la mano en condiciones normales de uso, completan un modelo con unos materiales y construcción muy cuidados, algo a lo que nos tiene acostumbrados el fabricante desde hace décadas. Se entrega con una bolsa de transporte con una cara transparente y un libreto que contiene valiosa información sobre el funcionamiento y mantenimiento de los guantes, con curiosidades que nunca está de más saber… ¡y en dos idiomas! José I. Gordito
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
Mayo 2023
Categorías |