Hoy, 7 de febrero, se cumplen 22 años de la apertura de la mítica Gredos Circus, en el Circo de Gredos. Es indiscutible que Gredos Circus forma parte de ese grupo de rutas emblemáticas que, por su historia y dificultad, tienen suficiente entidad para derramar ríos de tinta. Pero para quienes tuvimos la suerte de participar en el sueño de su apertura constituyó solo otro pequeño pasito del avance inquieto de una generación. Eso no quiere decir que no nos marcase, al contrario, pero reducir la importancia de una vía a su dificultad o exposición es una simplificación que puede ocultar lo que estaba ocurriendo en esa década. Espoleados por compañeros influenciados enormemente por las generaciones anteriores, y respetando una historia que nos esforzamos en conocer, recibimos el testigo en un momento en que la escalada en hielo no estaba de moda. Intentamos mantenerlo y pasarlo a las siguientes contribuyendo en la extensión y afianzamiento del concepto de la escalada libre y su escala de graduación asociada. Formábamos el pequeño y casi marginal grupo de enamorados del Circo y toda la Sierra de Gredos que realizaron las primeras repeticiones de líneas efímeras que hacía tiempo no se formaban, efectuaron tentativas a recorridos que se han completado hace poco, o componían la primera o primeras cordadas que surcaban nuevas bellezas como Un niño limpiando un fusil, Fiesta en Bagdad… en un estilo que buscaba aún mayor limpieza. En ese sentido Gredos Circus no goza de una importancia superior (aunque, por supuesto, tampoco inferior); es una más de las actividades realizadas por los apasionados de la época. En los 90 la cascada de hielo comenzó a vivir una especie de Edad de Oro, como han definido personajes de la talla de François Damilano, y los materiales se desarrollaron sin cesar. De hecho, en las fechas de la apertura (1998) ya empezábamos a liberarnos tímidamente de las dragoneras de muñeca, al menos en alguna de las manos, aunque la base de apoyo de los piolets no permitió desterrarlas hasta uno o dos años más tarde. Los tornillos de hielo ya eran bastante “rápidos” de instalar y las cintas disipadoras de energía, que miembros de ese grupito de gredenses fuimos los primeros en usar y sugerir mejoras a sus fabricantes, se popularizaron. La jornada de la apertura Gredos nos pilló un poco “despistados”. Íbamos a escalar pero no sabíamos exactamente con qué nos encontraríamos y no llevábamos ni los piolets más avanzados que guardábamos en el armario, ni los mejores tornillos, ni siquiera una gran cantidad. Ella estaba allí, fina, esbelta y desafiando la gravedad. Tenía nombre desde mucho antes de aquel día, pues las miradas y algunas tentativas habían dado entidad a un proyecto situado a la derecha de Apláudeme Nena que esperaba ser resuelto. Solo dos años antes recibió incluso un intento solitario, cuando se formó en lo que podrían ser condiciones de grado 5. Pero la sensatez se impuso y el que suscribe se batió en retirada escalados unos metros para tranquilidad de su compañera y perrito, con quienes compartía un paseo invernal. SU NOMBRE: UN JUEGO DE PALABRAS Atraídos por la historia de la escalada libre en hielo, y con el recuerdo de la excitante Polar Circus canadiense, que habíamos tenido la suerte de escalar poco tiempo antes, quisimos hacer un doble homenaje y jugando con el lenguaje adaptamos el nombre a nuestro querido “Circo(us) de Gredos”, que nos había enseñado a ser alpinistas. Después, la historia es bien conocida por todos. Horas de lucha para progresar por un doble free-standing que poco ayudaba a colocar los pies y reposar, y que se derrumbó parcialmente (aunque quedó apoyado) justo cuando tocamos el suelo. La línea nos obligó a dar lo mejor en lo tocante a movimientos técnicos y delicados, y a equipar en los lugares donde menos se estresase la estructura. Es cierto que quizás pecamos de graduar las condiciones excepcionales y no las medias, pues cuando la efímera Gredos Circus se forma lo hace más bien en grado 5 o 5+, pero intentamos ser fieles a lo que nos encontramos durante la primera ascensión. El gran Luis Alonso, compañero excepcional en esta empresa, analizó con detalle cada movimiento para ofrecer un veredicto que, por encabezar la cordada y debido a la presión sicológica, me cuidé de no exagerar descargando en él la responsabilidad de la cotación. El hielo era fino, formado por muchas pequeñas columnas escasamente cohesionadas y menguante a medida que se ganaban metros. Preferimos no añadir una R confiando en que las condiciones medias serían de hielo más denso. Pero nada más alejado de la realidad: los primeros repetidores (12 años después de su apertura) confirmaron lo fino de la estructura habitual aportando que quizás lo estaba más que durante la primera ascensión (siempre difícil de determinar y dudoso a la vista de las fotos de la citada repetición, donde la vía parece no estar igual de difícil técnicamente -probablemente me equivoque, pero me atrevo a decir que estaba incluso algo más fácil-), tal vez influidos por un dato que no aportamos originalmente. Sea como fuere Gredos Circus es una joya que luce pocos días al año… ¡si es que se forma! Y lo hace a la vista de todos desbordando belleza, pero también dificultad y exposición; dos características que la libran del asedio. No puedo negar que me siento orgulloso de la apertura, pero soy consciente de que eso, en realidad, no tiene importancia. Ninguna comparada con haber tenido el privilegio de pertenecer a esa generación inquieta de gredenses enamorados en la que aprender de Rafa Gómez-Menor, compartir con Luis Alonso, Quique Escalante, Carlos Cabeza, José Manuel Palacios, Ángel Sánchez… sonreír con Javier Alonso o Juan Jiménez… y seguir los pasos de Paco Aguado, Jesús Gutiérrez, Carlos Gallego, Miguel Ángel Vidal… Más que un logro deportivo fue una enseñanza para la vida. Afianzar el concepto de escalada libre en hielo y mixto; depurar la escala de graduación asociada; contribuir al desarrollo de los materiales que hoy día se emplean en las escaladas por todo el planeta y dejar la menor huella del paso humano… ¡eso es esa generación! ¡Eso es Gredos Circus! José I. Gordito Gredos Circus (IV/6-6+, X). Cuchillar de las Hoyuelas. Circo de Gredos. Primera ascensión: Luis Alonso y José Isidro Gordito, 7 de febrero de 1998.
6 Comentarios
ANTONIO ALONSO
2/7/2020 03:35:52 pm
Que bonito lo cuentas Josito, es un placer poder leer en tu web todas estas azañas. Un abrazo.
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Luis
2/24/2021 09:32:43 am
Gran apertura como lo que transmites en el artículo,no podía ser de otra manera siendo el más grande en hielo o uno de los mejores👍👍
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4/16/2020 05:15:51 pm
Buena historia, Josito. Una línea que se resistía a rendirse y siempre observada por los asiduos del Circo de Gredos.
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AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
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