Los sistemas de evaluación de la dificultad siempre han generado mucha polémica. Y ello se debe, especialmente, a la componente subjetiva de quien otorga un valor a una ruta que él mismo resuelve y por tanto, lanza una opinión de lo que le parece. Pero la graduación debe alejarse de esa premisa, sobre todo si el resultado es improvisado y sin fundamento. Para ello nada como contar con suficiente experiencia antes de “lanzarse”, o apoyarse al menos en el conocimiento de alguien con criterio que contraste, avale o corrobore. En hielo la polémica está servida pues las condiciones puntuales, escalar tras una cordada que va saneando la superficie antes de nuestro paso… puede ofrecer una información difícil de gestionar si no se es muy riguroso. A fin de cuentas, graduar un itinerario es resumir, en símbolos, su dificultad. Se trata, pues, de trasladar a un lenguaje sencillo, abreviado y a ser posible universal, las características principales de la ruta para deducir lo que en ella se puede encontrar. Si bien los sistemas de evaluación derivaban de la clásica escala de cotación UIAA enunciada en los años 20 por Willo Wellzenbach (de F a ED) los grados de las rutas de hielo y mixto han sido unificados según la escala canadiense de doble entrada. Este sistema abierto y preciso tiene dos componentes bien diferenciadas. Por un lado, la primera cifra (número romano) hace referencia al grado de exposición y tiene en cuenta la longitud, continuidad, alejamiento, compromiso, dificultades en el descenso de la ruta y otros sucesos aleatorios. Por otro, la segunda cifra (número árabe) se refiere al grado técnico, que es la valoración del largo o sección más difícil, atendiendo a su continuidad, inclinación, espesor del hielo, formación de este (champiñones, columnas, estalactitas…). Se trata de exponer las condiciones medias o más habituales, aunque es evidente que las primeras ascensiones de itinerarios efímeros, de difícil formación, etc… tienen en cuenta las condiciones concretas encontradas por el escalador que encabeza la cordada en el momento de su apertura. La primera escala abarca del I al VII y la segunda del 1 al 8, aproximadamente, aunque como bien decíamos con anterioridad están abiertas ante una posible elevación de las dificultades a lo largo de la historia. Ambas tienen grados intermedios, pero por la amplitud de la primera se reservan casi exclusivamente a los + y, excepcionalmente, los – al grado técnico del itinerario, con la finalidad de obtener mayor precisión informativa. Así un: I. Es una escalada corta, cerca de la carretera o con breve aproximación, reuniones protegidas y descenso fácil. Ningún compromiso ni peligros objetivos. II. Uno o dos largos de escalada cerca de la carretera, pocos peligros objetivos, descenso en rápel o destrepando. Cierto peligro objetivo en alguna parte del itinerario. III. Una vía de varios largos a escasa altitud, o bien una vía con una aproximación a pie o sobre esquís, con necesidad de conocer la alta montaña invernal. Bajada generalmente en rápel. Peligro objetivo en una gran parte del itinerario. IV. Una vía de bastantes largos, situada en un lugar apartado para la que será necesario ser un buen alpinista con conocimiento en aproximaciones invernales. Puede estar expuesta a peligros objetivos como avalanchas o caídas de piedras… El descenso puede presentar dificultades y exigir rápel de spits, parabolts o químicos, clavos, anillos sobre árboles, abalakovs o tornillos de hielo. Peligro objetivo durante la aproximación. Bajada larga. V. Una escalada larga sobre una pared de alta montaña que precisa un buen nivel de alpinismo y esfuerzo. Expuesta al mal tiempo o los aludes. Puede comportar una larga aproximación o un descenso difícil. Peligros objetivos durante la aproximación y la ascensión. Bajada y retirada difíciles. Vía no equipada. VI. Una vía larga situada en una pared alpina; sólo podrá ser escalada en el día por alpinistas con un alto nivel. Puede presentar problemas de logística en escalada invernal. Peligros objetivos como avalanchas, caídas de séracs, altitud… Ubicada en un lugar alejado. Una escalada muy seria para buenos escaladores en gran estado de forma. VII. Las características del grado VI pero con una amplitud y una continuidad tales que la ruta justifique un grado suplementario. EN CUANTO AL GRADO TÉCNICO… Hay ocasiones en que este va precedido simplemente de WI (Water Ice) en el caso de que se trate de una cascada invernal de fusión, o AI (Alpine Ice) que indica que es una ruta de hielo permanente, generalmente a gran altitud. Como puede verse, la información queda simplificada prescindiendo del detalle de los números romanos y aislando la notable diferencia de compromiso que implican las cascadas frente a las rutas de alta montaña. No obstante, eso no es siempre así y en lo tocante a seguridad los matices son importantes. Muchas rutas de hielo de fusión están expuestas a peligros objetivos y comportan un notable empeño por parte de los escaladores que las acometen. Se adjunte el grado de exposición o estas siglas: 1. Una rampa recorrida con crampones. 2. Un largo a 60º con hielo de buena calidad, con cortos escalones empinados. Buenas protecciones y reunión. 3. Hielo a 70-80º generalmente sólido y de calidad. Puede presentar cortos pasajes empinados aunque con buenos puntos de reposo que permitan colocar protecciones y reuniones seguras. 4. Un largo de 75-80º con una corta sección vertical, hielo de buena calidad y buenas reuniones. 5. Comprende un largo de entre 80-90º en una sección mayor, con hielo más delicado que requiera buenos conocimientos técnicos. 6. Un largo más sostenido con pocos puntos de reposo y, en general, reunión colgada. El hielo no es de la mejor calidad y las protecciones dudosas. Precisa un alto nivel técnico para realizarlo. 7. Abarca un largo vertical o extraplomado, de hielo fino, mediocre o de mala cohesión. Protección difícil o imposible y mucha continuidad. 8. Hasta ahora son sólo propuestas no confirmadas, que incluso han pasado al 8+ y el 9 (algunas en glaciares, cuevas de hielo fósil…) pero que muestran algunos puntos contradictorios para poder ser aceptadas, como progresión en grandes desplomes, sí, pero con protecciones cercanas previamente emplazadas, etc… Realmente el grado 8 trata de describir esas rutas donde la protección es imposible, la continuidad especialmente acusada y la estabilidad de la estructura muy dudosa, especialmente si no se progresa con sutiles y cuidados movimientos técnicos. Completando la información y matizando los grados que pueden verse aplicados a vías modernas, apuntar la tendencia de combinar ese WI del que hablábamos al principio de este punto con el grado técnico, especialmente en rutas de corte “deportivo”. Fruto de ello es que se haya alcanzado la cifra del WI12 en rutas desplomadas y equipadas: los movimientos técnicos de un grado elevado pero la seguridad de una vía de grado I, II o III a lo sumo. Ejemplo de ello son las recientes aperturas de Spray Ice en el área canadiense de Helmcken Falls, graduadas con los mismos parámetros que se tienen en cuenta para el dry tooling… pero donde los piolets sí trabajan sobre hielo y no primordialmente sobre roca. ¿Y CÓMO QUEDA TODO? El resultado de todo lo que se refiere a la doble escala clásica, sin tener en cuenta la confusión o el nuevo objeto de discusión que puede suponer la aplicación del WI junto a un número, es el siguiente: ·Si adicionamos grado técnico y de compromiso resulta, por ejemplo, que un (IV/5) es una ruta de varios largos (supongamos 5) a media altitud (digamos 2.000 m.) que puede requerir varias horas de escalada y una aproximación a pie o con esquís por terreno nevado (imaginemos 3 horas). Una vía expuesta al riesgo de avalanchas de donde se descenderá en rápeles. Su largo más difícil tendrá una inclinación de unos 90 grados sostenidos en, al menos, 8 o 10 metros, sobre hielo de buena calidad pero de formación que exija una depurada técnica para su resolución. El aspecto aleatorio de la escalada (hielo de escaso espesor, fragilidad de la estructura) puede verse incluido en el grado de exposición o de compromiso. Sin embargo, algunas cascadas de carácter excepcional son descritas con la ayuda de letras. -X destaca el riesgo de derrumbamiento. -R señala una escalada sobre hielo de poco espesor. -M caracteriza las ascensiones de carácter esencialmente mixto. Las vías modernas de dry tooling, tan de moda, llevan asociada a la “M” una escala numérica que ha alcanzado un durísimo M15-. De hecho, el dry tooling ha evolucionado tanto que si la ruta va completamente “en seco” (no toca nada de hielo), la M se sustituye por una D (Dry) que precede la escala numérica. Ha nacido una nueva disciplina, con vías que se recorren incluso en verano, rutas artificiales o sobre decorados artificiales… aunque las herramientas sean –o deriven, pues hay muchas transformaciones para adaptarse aún más- las originalmente pensadas para escalar en hielo y mixto. A TENER EN CUENTA Aunque lo ideal sería contar con un único idioma, lo más universal posible, que evalúe las dificultades de todas las vías de la Tierra, en todo el mundo conviven, lamentablemente, diferentes escalas de graduación. Así, si nuestra intención fuese desplazarnos fuera de la zona en que operamos habitualmente, donde a buen seguro estamos acostumbrados a saber qué graduación se concede a sus itinerarios, se hace imprescindible conocer otros parámetros con los que se mide la dificultad en el resto del globo y, convenientemente, su posible equivalencia con la escala conocida. Pero ese no es el único problema con que nos enfrentamos. Cada ruta es trazada por un escalador o conjunto de escaladores que tienen en su mano informar, del modo más veraz posible, de las condiciones y dificultad de la misma, trasladando esta reflexión a los citados símbolos. En ocasiones tampoco se consigue esta premisa, y la falta de homogeneidad puede acarrear importantes problemas para las cordadas repetidoras. En itinerarios de hielo, nieve o mixto este problema se agudiza con la variabilidad de condiciones entre temporadas, e incluso entre días u horas. Las escalas de cotación pretenden cumplir con los mínimos de exponer cuáles serán las condiciones medias que se encontrarán, pero ¿no es posible que nuestra intención sea escalar una ruta cuando sobre ella reinen condiciones excepcionales? O ¿fueron tal vez excepcionales cuando las trazaron sus primeros ascensionistas? La clave es la expuesta al principio de estas líneas: “nada como contar con suficiente experiencia antes de “lanzarse”, o apoyarse al menos en el conocimiento de alguien con criterio que contraste, avale o corrobore”. Humildad y formación siempre son buenas consejeras. Las expectativas, felicidad pero, sobre todo, la seguridad de otros puede depender de nuestra valoración. José I. Gordito
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AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
Mayo 2023
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