La cinta disipadora de energía, ese elemento con una notable importancia en la década de los 90 ideado para reducir el impacto sobre los anclajes, sobre todo en hielo y terreno aleatorio, ha perdido protagonismo. El abandono de la tendencia de empleo de cintas exprés con absorbedor no es reciente, pues tuvo su detonante en unos estudios de la Comisión Técnica de la Escuela Nacional de guías de montaña italianos publicados por la editorial Vivalda Editori allá por 2002. Sin embargo algunos escaladores han seguido usando cintas de este tipo, aunque su uso habitual y prescripción prácticamente se ha desterrado. Como otros estudios de esta Comisión el de las cintas disipadoras parece haberse sacado de contexto. Se ha pasado de todo a nada sin aparente reflexión. Recuerdo los informes del mismo equipo sobre el uso de la doble cuerda y las dificultades que para personas con manos pequeñas, niños, etc… tiene detener bajos diámetros mosquetoneados alternativamente con la correcta técnica del “doble”. Lo que no era bueno para unos se convertía en malo para todos, y actualmente puede verse cómo muchas personas introducen dos elementos al unísono por un mosquetón incluso sobre anclajes delicados que precisan una fuerza de choque baja (sin hablar, por supuesto, de la pérdida de capacidad de individualización de cada uno de los cabos). Y ello sin hacer despliegues diferenciales, emplear otras técnicas alternativas o ser conscientes de los riesgos de fricción, cabalgamiento y daño de una soga sobre otra en el momento de retención de una caída. El miedo a una potencial rotura (nada frecuente, especialmente en cuerdas probadas y certificadas para ser mosquetoneadas alternativamente) parece ser la razón del empleo, pero… ¿debe olvidarse la resistencia del anclaje? ANCLAJES DUDOSOS La cuerda ejerce el papel fundamental en la absorción de la energía provocada por la caída. A pesar de ello no es el único elemento, ya que el tensado del nudo de encordamiento, el rozamiento sobre mosquetones y otros útiles –donde se transforma una gran cantidad de energía con liberación de calor- el movimiento del asegurador y el método utilizado para detener el impacto inciden positivamente en dicha absorción. Utilizando cuerdas de bajo diámetro (y reducida fuerza de choque) y alternando e individualizando su paso por los seguros se rebaja la gravedad de la caída pero, aun así, estos desempeñan una función primordial en caso de que se produzca. De su solidez depende la seguridad del escalador si bien es especialmente en esas rutas de hielo y mixto donde no existen anclajes fijos, en terreno de aventura, etc… donde la resistencia de un seguro acostumbra a ser un término de incierta determinación. Las cintas exprés convencionales, sean cortas cosidas o en anillo de mayor o menor longitud, realizan una función básica de alargamiento para evitar la fricción de la cuerda con la pared (hecho que de manera indirecta también potencia el reparto del choque en toda la longitud de aquella), pues por su concepción no se comportan dinámicamente para retener la caída sino que actúan como mero punto de pivotaje. El seguro recibe el impacto tal como viene del escalador (toda vez que la cuerda –y el citado rozamiento- han absorbido y disipado parte de la energía, evidentemente). Cuando un anclaje es crítico y existe riesgo de extraerlo o arrancarlo con una caída, puede optimizarse haciendo que entre él y la cuerda medie un elemento dinámico, lo que se denomina absorbedor de energía. REDUCIR LA GRAVEDAD DEL IMPACTO Emplear cintas exprés con absorbedor de energía, llamadas popularmente “cintas disipadoras” (de impactos o de energía) es el medio más sencillo de optimizar el anclaje más allá de la actitud del asegurador, las capacidad del aparato de freno empleado y las prestaciones de la cuerda. Existen básicamente dos tipos de cintas exprés con absorbedor de energía. Las configuradas por una placa metálica sobre las que desliza cuerda o cinta (habitual en los sistemas para vía ferrata, en especial las primeras) y las cosidas (cintas recogidas en brazos) derivadas de los absorbedores para aplicaciones industriales. Ambas se extienden bajo carga, y tanto la fricción del elemento textil por la placa como el desgarro de sus costuras produce una absorción del impacto y dispersión en forma de calor, etc… Hasta la aparición de las cosidas y las más modernas de placa + cinta de Dyneema la alternativa era montar cintas exprés con absorbedor usando, entre otras, la placa Kisa de Kong, casi siempre empleando cordino auxiliar, que es estático. Pero incluso haciendo uso de un cordino dinámico (y por tanto más eficaz) ese proceder deriva en un útil pesado, aparatoso y susceptible de congelarse en invierno, lo que compromete su funcionamiento. En los 90 se produjo el desembarco en Europa de las cosidas Explose de Charlet Moser, precursoras de las actuales Nitro de Petzl, que al instante fueron replicadas por fabricantes como el americano Yates (no en vano fue el productor de la aplicación original para el mundo del deporte -fuera del campo industrial- de las cintas absorbedoras por desgarro con una de un solo brazo ideada para escalada artificial en la que sin ninguna duda se inspiró Charlet) o DMM. A la vista de los primeros prototipos de Explose hicimos una humilde contribución sugiriendo exhaustivos análisis de laboratorio y sobre el terreno para evitar posibles problemas de funcionamiento debidos al velcro que incorporaban –incorporan- para facilitar que los brazos quedasen –queden- agrupados. Yates evitó compromisos y propuso una funda de Lycra, que además protegía de la fricción y posible congelación. Actualmente Cassin hace algo similar con un cilindro de náilon en la evolución de su X-Draw, que también nació con velcro (el fabricante italiano también tuvo una versión con placa de fricción), mientras Fixe prefiere una funda termoretráctil. Los materiales empleados son la poliamida y el Dyneema, o sea, lo estándar en materia de cintas exprés. Pero además de estas cintas cosidas que absorben por “desgarro”, y otras similares de otras firmas que no han sido citadas por motivos evidentes de extensión de este texto, la oferta actual se completa con las de placa de fricción + cinta de Dyneema, entre las que destaca la Dissip de e-climb. FUNCIONAMIENTO Las exprés con absorbedor se usan como una cinta convencional: un mosquetón en un extremo (lado anclaje), otro generalmente curvo en el lado de la cuerda, y un inmovilizador para facilitar el trabajo sobre el eje longitudinal del elemento metálico, que en las de placa metálica o algunas de trabajo por desgarro (por el modo en que se cose su extremo) puede no ser necesario. Suelen confeccionarse en uno o dos tamaños, aunque entre ellos no existe una diferencia notable (ojo, en absorción sí puede haberla atendiendo a su número de brazos) y en caso de fricción de la cuerda en terreno irregular se precisa conectar –mejor con mosquetones de bloqueo del cierre- anillos de 60, 120 cms… para alargar el punto. Aunque la resistencia estática a la rotura (o sea, una vez desplegada por completo) tiene que ser por norma la de una cinta exprés convencional (unos 22 kN), el absorbedor empieza a realizar su función entre 2,2 y 2,5 kN. Con ello se proporciona entre un 15 y un 50% de la reducción del impacto que incide sobre el seguro, dependiendo del número de brazos (a más brazos, generalmente mayor rango de absorción), longitud de la cinta, perforaciones de la placa o/y calidad de confección del elemento. DÓNDE USAR Evidentemente en todos aquellos anclajes que se consideren “débiles”, o incluso en el punto central de una reunión (había quienes las emplazaban en el seguro más débil del relevo, pero no es muy recomendable). Hace años eran especialmente los escaladores de hielo quienes colocaban casi por sistema una en cada seguro (la moda no llegó nunca a la escalada de aventura ni la artificial, aunque el sistema es perfectamente válido para ellas). Por efecto del estudio que citábamos se dejó de hacer y, como mucho, las disipadoras han quedado reservadas a puntos muy concretos, especialmente el primer seguro de un largo que es donde tenemos desplegada menos cuerda. Personalmente suelo llevar tres: una para ese primer punto (mejor siempre independiente de la reunión, aunque en caso de necesidad puede ser el anclaje de la misma más alto en la línea de progresión –ojo a la cuerda que despliega el asegurador para que el absorbedor funcione- a pesar de que existen otros métodos alternativos para reducir el factor de caída), por el que también paso exclusivamente una cuerda si escalo en doble -pues mi prioridad es reducir la fuerza de choque- y dos para cada una de las reuniones. De no haber consumido una en la reunión inferior siempre tengo una adicional prioritariamente para el segundo punto o en caso de que encuentre o coloque un nuevo seguro aleatorio. Cuando tengo mucha cuerda desplegada no me obsesiona demasiado no llevar disipadoras, como tampoco lo hace si escalo en hielo y los tornillos que me quedan en el portamaterial son cortos, que por otro lado también tardaré menos en instalar (algo muy de agradecer pues probablemente vaya más fatigado). En caso de contar con cintas de diferente nivel absorción destino las que mejor funcionan a esos puntos más cercanos a la reunión, instalación que siempre monto con cordinos dinámicos en lugar de cintas o cordinos de Dyneema, Kevlar… Un modo básico de optimizarla. ¿DE PLACA O “POR DESGARRO”? Las ventajas de las de placa son claras: reutilizables a condición de sustituir la cinta. e-climb recomienda cambiar esta tras cinco caídas que hayan supuesto un despliegue completo, algo que se puede recordar gracias a unas perforaciones realizadas al efecto en la etiqueta cosida. Su absorción puede coincidir con las de algunas de brazos cosidos (suelen rondar una reducción del impacto de un 30%, aproximadamente), pero siendo buenas no son mejores en ese sentido que muchas de las “otras”. Hablando en todo momento en términos personales, desde siempre he sentido una especial predilección por las de “desgarro”. Es verdad que son de 1 único uso (después se convierten en una cinta estática que es mejor desechar), pero me han mostrado su buen hacer en alguna caída sufrida, y he visto varias que habían actuado sin que su usuario –ni el seguro, ni el asegurador- hubiesen notado el impacto de choques que en determinados casos habían sido importantes. Debo decir que tampoco es usual, pero puede ocurrir que el agua que escurre en una cascada, la nieve que precipita… caiga sobre las cintas o cordinos de las de placa de fricción y acto seguido se congele, lo que sin duda compromete el deslizamiento e inutiliza la exprés. Un riesgo más para preferir las cosidas que actúan por desgarro (que también he visto congeladas aunque este fenómeno no es tan grave para su funcionamiento). Y, puestos a preferir, mejor los modelos más técnicos de las marcas más prestigiosas. Cuando la seguridad depende de un aparato, ¿se debe escatimar? INCONVENIENTES (Y DETALLES A TENER EN CUENTA) Las cintas disipadoras son costosas de fabricar y por ello algo caras, pero probablemente no sea algo que eche atrás si la seguridad es la premisa. Quizás el principal detalle a tener en cuenta es que necesitan una longitud adicional para realizar su trabajo. Eso contribuye a alargar la caída, lo que puede hacer que el escalador se proyecte sobre un saliente o repisa y pueda lastimarse. También que cuando actúan dinámicamente, y prolongan su longitud, el mosquetón inferior puede chocar contra alguna irregularidad del terreno rompiéndose o liberando accidentalmente la cuerda. Si se prevé ese inconveniente puede ser bueno utilizar mosquetones con bloqueo del cierre y mayor robustez, o dos con los cierres contrapuestos. El análisis del lugar en que quedará situado el escalador en caso de caída y tras el despliegue es algo fundamental en el momento de la instalación, y dará claves sobre el tamaño a usar, si se debe o no alargar el punto… Esos son detalles a los que siempre se han agarrado sus detractores y que complementan la interpretación del estudio italiano que decía algo similar a “no han demostrado una mejora real al funcionar sólo en caso de caídas de entre 0´50 y 1´50 metros. Por encima de esa longitud su contribución es de un 5 a un 10% ya que en vuelos desde una altura superior se descosen completamente y la fuerza vuelve a la cuerda con posibles efectos negativos sobre el punto de protección. Para funcionar correctamente deberían ofrecer una absorción progresiva y, por tanto, sistemas amortiguadores de respuesta creciente en función de la fuerza aplicada (sería más correcto decir variable, pues la variación puede ser creciente o decreciente)”. Siendo sincero debo apuntar que ese razonamiento no me ayuda en absoluto. Se trata de discernir si una cinta dinámica es más eficaz que una estática, y la respuesta es clara. Por supuesto que cuando se estiran por completo dejan de absorber y es la cuerda la encargada de seguir (seguir, no que haga todo desde el principio) con el trabajo, pero dudo mucho que en esa fase de extensión no haya ninguna liberación de energía como parece concluir ambiguamente el estudio, pues aquella es necesaria para desgarrar o hacer circular la cinta o cuerda que amortiguará, rozará, producirá calor… Puede ser cierto que donde más valor tiene una exprés con absorbedor es en caídas cortas, un refuerzo para la idea de usarlas en los primeros seguros, muy cerca de la reunión (con poca cuerda desplegada y con la finalidad de detener caídas leves). Prefiero que en esos casos la gravedad de la caída se reduzca entre un 15 y un 50% y en caídas más largas entre un 5 y un 10, a que lo haga… “0”, como propone el uso de cintas estáticas. Y claro que una vez extendidas la fuerza vuelve a la cuerda con posibles efectos sobre el punto de protección. Pero decir que no habrá sido reducida, y que será como poco la misma que si la cinta fuese estática, es una conclusión vaga y parece poco o nada acorde con las leyes físicas. Francamente: yo soy de los que seguirán usándolas. Con análisis, de modo meditado. Pero nunca faltarán en mi portamaterial cuando escale en mixto de difícil protección, hielo fino, de mala calidad… o en rutas de roca donde un seguro aleatorio siempre puede ser el único que detenga una caída. ¿Te apuntas? José I. Gordito
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AutorBlog del alpinista, piloto de parapente, fotógrafo y cámara José Isidro Gordito ideado para compartir pruebas de material, consejos y astucias que conviertan la estancia en la Naturaleza en momentos seguros y placenteros. Archivos
Mayo 2023
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